miércoles, 3 de agosto de 2011

Tierra de vino

El taxista que nos condujo desde Gratallops de vuelta a Falset asegura que está siendo un año muy seco, que no ha llovido en la zona desde el otoño pasado. Para compensar -apunta- las temperaturas no han sido tan altas como en años anteriores: “El año pasado, a estas horas, el termómetro marcaba treintaicinco grados. Pero mira -explica mientras señala el termómetro del salpicadero sin dejar de trazar las cerradas curvas de la carretera-, ahora estamos a veintisiete”.

Hemos salido de Falset antes de las diez de la mañana, a pie, por el camino hacia el cementerio, para tomar luego el viejo sendero que conduce hasta Gratallops. La ruta asciende entre encinas y desciende rodeada de pinos hasta el lecho seco del Siurana, para volver a ascender hasta los viñedos dispuestos en terrazas. Se me ocurre pensar que, si en lugar de haber recorrido el camino cerca de los veintisiete grados lo hubiéramos hecho a treintaicinco, a estas horas seríamos un par de cadáveres pasificados.

Ignoro si con este tiempo suave y seco será un año bueno o malo para el vino. Todo parece indicar que 2010 fue un año excelente en el Priorat. El tiempo colocará a este donde le corresponda. Lo único seguro es que los racimos de las colinas que rodean Gratallops lucían el sábado de esta guisa.


racimo