jueves, 29 de septiembre de 2005

Pequeños placeres

El agradable aroma asciende desde el plato, aún caliente, extendiéndose por toda la cocina. Pausa. Detengo el tiempo tensando el momento. Respiro hondamente a través de la nariz llenando mis pulmones, inundando mis sentidos de esa fragancia tan antigua, tan de pueblo, tan mediterránea. Una sonrisa se dibuja en mis labios. Todavía con el intenso sabor en la boca, vuelvo a coger el pan, parto un pedazo y lo unto, una vez más, en el aceite de un verde dorado. Lo como y de nuevo repito la escena mientras pienso en lo sencillos que son, a veces, los placeres.

Y es que mis padres me han traído del pueblo -Alfés, en Les Garrigues, Lleida- una garrafa de cinco litros de aceite de oliva arbequina virgen extra.


aceite de oliva arbequina

miércoles, 28 de septiembre de 2005

A propósito de la tradición

Dice Borges a propósito de la tradición (Historia del guerrero y de la cautiva; El Aleph), que es obra del olvido y de la memoria. Sin duda se refiere a la tradición oral. Esa que de un hecho notable (supuesto o real) se desprende una leyenda que lo deforma o agiganta dejándolo, en el mejor de los casos, irreconocible y poco verosímil.
Pero cuando se trata de una tradición popular activa, de un baile, una fiesta, una peregrinación... ¿de qué es obra? ¿A qué obedece?

A raíz de mi presencia como espectador en la última diada castellera, celebrada durante el transcurso de las Festes de la Mercè pasadas, recordé esa cita de Borges y me dio por pensar cual sería el origen de los castells. Reconozco, pobre ignorante de mí, que nunca antes había sentido esa curiosidad por una tradición que no frecuento demasiado, si bien disfruto viéndola. Así que he dedicado unas horas a documentarme.

La primera (grata) sorpresa es la unanimidad en cuanto a fechas y orígenes. No suele ser frecuente, aunque esta es una tradición que levanta pasiones en muchas zonas de Catalunya y ha sido estudiada a conciencia. Doy gracias, pues, a dichos apasionados estudiosos de la materia. La segunda sorpresa arranca en su origen y entronca con la cita borgiana, pues es en parte memoria y en parte olvido.

La raíz de los castellers parte de un baile denominado "Ball de valencians", del cual se tiene noticia documentada desde finales del S.XVII, aunque con toda seguridad sea anterior. Éste se bailaba en las fiestas de los pueblos, básicamente en el norte de Castellón y sur de Tarragona. Al final de dicho baile, los mozos hacían torres humanas de dos, tres y cuatro personas, entablando rivalidad con otras colles de pueblos vecinos para ver quién hacía la torre más alta. Paralelamente, había otro baile de carácter religioso, la Moixiganga, en el que también se hacían torres humanas. Sea como fuere, tal fue la popularidad que adquirieron estas torres, unida a la rivalidad entre grupos, que fueron paulatinamente desligándose del propio baile y adquiriendo entidad propia.

A principios del S.XIX ya se tiene noticia de colles exclusivamente de castellers, primero en Valls y más tarde en Vilafranca del Penedès, ya totalmente desvinculadas del baile original y unidas en una misma rivalidad: altius. Así pues, tenemos que darle la razón a don Jorge Luís: la memoria colectiva olvidó el baile. No queda claro, de todos modos, el motivo original de esas torres humanas al final del "Ball de valencians". A mi -National Geographic mediante- me da en la nariz que se trata de ritos de apareamiento.

Y así, desnuda del baile, la tradición se popularizó a lo largo del S.XIX, alcanzándose torres humanas de hasta nueve pisos -esos se apareaban seguro-, para entrar en decadencia a principios del S.XX cuando, como mucho, se hicieron de cinco, seis o siete. La Guerra Civil hizo mucho daño a la tradición -a la democracia y a casi todo-, pero una vez terminada empezó a detectarse cierta voluntad de retomarla.
Durante los años cincuenta se logra cargar algún castell de ocho, pero no es hasta finales de los sesenta de ese siglo cuando volvió a popularizarse -baste constatar que en 1981 se recuperó el castell de nou o castillo de nueve pisos- y hasta ahora, que se encuentra en su máximo esplendor, tanto por el número de colles participantes como por la dificultad en la ejecución de los castells.

Me agrada saber que el olvido de la tradición ha sido parcial. Que hay al menos diez colles que han alcanzado los nueve pisos y que un par han logrado el hito de llegar a los diez.

lunes, 26 de septiembre de 2005

Spanish Castle Magic


4 de 8 dels Castellers de Barcelona


Pilar de 8 amb folre i manilles dels Castellers de Vilanova


4 de 9 dels Minyons de Terrassa


miércoles, 21 de septiembre de 2005

Fiestas

Por estas fechas, y desde hace miles de años en la cuenca mediterránea, empieza la recogida de la uva, la vendimia. Obviamente los métodos de control han evolucionado mucho y cada denominación de origen establece unos parámetros de maduración, acidez y gradación muy estrictos. Por el contrario, la recogida de la uva sigue siendo manual, seleccionando sólo los racimos maduros. La vendimia empieza en las variedades y zonas donde, según el consejo regulador, la uva ya está en su punto óptimo de maduración. Son tantas las variedades existentes, entre las autóctonas y las introducidas en los últimos años, que el control de dicha maduración y recogida llega a ser por parcelas. Este año, en La Rioja, las variedades de tempranillo y garnacha han sido las primeras. Quedan pues las cabernet sauvignon, merlot, pinot noir, sirah, mazuelo, macabeo, cariñena, perellada…

La vendimia de GoyaEs también ahora cuando se presentan los vinos de la cosecha del año anterior. En la DO Ribera del Duero, al igual que en La Rioja, han calificado como excelente el 2004 –difícil encontrar uno de esta denominación que no sea, como poco, bueno-. Y si estas nos parecen poco, tenemos la inmensa fortuna de vivir en un país que cría vinos en Penedès, Priorat, Navarra, Rías Baixas, Rueda, etc. Y para paladares inquietos, siempre nos quedarán los caldos foráneos.
Coincidiendo con estas actividades, en todos esos lugares (Haro, Laguardia, Cenicero, Aranda de Duero, Peñafiel, Sant Sadurní d'Anoia, Falset, etc.) cuyo nombre sabe a vino se celebran las fiestas de la vendimia: pisado de uvas, ofrendas de los primeros mostos a la virgen, catas y recatas. Y hablando de catas…

En Barcelona, aunque no sea tierra de vinos, también estamos de fiestas. El 24 de septiembre, cada año, se celebran las Festes de la Mercè, patrona –junto a Santa Eulàlia- de la ciudad. Este año ya será fiesta desde el viernes 23, o lo que es lo mismo, desde el jueves por la tarde.
La lista de actividades es larga. Tenemos desde conciertos multitudinarios en la Plaça Catalunya con los grupos más populares del momento, hasta otros, como el BAM, que no por menos populares son menos interesantes. También veremos colles de castellers, correfocs, fuegos artificiales, vuelo acrobático, ferias gastronómicas, etc. Y aquí quería llegar yo al hablando de catas…

Cada año desde hace veinticinco se celebra, coincidiendo con la Mercè, la Mostra de Vins i Caves de Catalunya. Bien. Dada la admiración y respeto que profeso al buen dios Baco (soy ateo a medias) allí estaré, desde el jueves al domingo, catándolos todos. Es curioso. Cada año voy y cada año me pasa lo mismo. Empiezo a probar. Vinos blancos y cavas al principio, después algún rosado –no es santo de mi devoción- y finalmente tintos. Y siempre sucede lo mismo. Los últimos son los que más me gustan…

Lo dicho. Ahí os espero.

lunes, 19 de septiembre de 2005

La pesadilla del Quijote

Regresábamos a Barcelona después de pasar el fin de semana en Madrid. Como nos venía “de paso”, también nos dejamos caer por Logroño. Hicimos la obligada visita a la calle Laurel (impresionante el pincho de champis con gamba), nos pusimos tibios de comer tapas y beber buen vino y nos acostamos doblados.
Ya de vuelta –llegando a Zaragoza- soplaba un fuerte viento que, además de doblar árboles en perfecta parábola, forzaba al coche a dar algún que otro bandazo por la autovía.
–¡Qué viento! –exclamábamos admirados. Hasta que advertimos el motivo: Alguien, en un descuido injustificable, se había dejado todos los ventiladores funcionando.

"son gigantes; y si tienes miedo, quítate de ahí"

En esto, descubrieron treinta o cuarenta molinos de viento que hay en aquel campo; y, así como don Quijote los vio, dijo a su escudero:


—La ventura va guiando nuestras cosas mejor de lo que acertáramos a desear, porque ves allí, amigo Sancho Panza, donde se descubren treinta, o pocos más, desaforados gigantes, con quien pienso hacer batalla y quitarles a todos las vidas, con cuyos despojos comenzaremos a enriquecer; que ésta es buena guerra, y es gran servicio de Dios quitar tan mala simiente de sobre la faz de la tierra.
—¿Qué gigantes? —dijo Sancho Panza.
—Aquellos que allí ves —respondió su amo— de los brazos largos, que los suelen tener algunos de casi dos leguas.
—Mire vuestra merced —respondió Sancho— que aquellos que allí se parecen no son gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos son las aspas, que, volteadas del viento, hacen andar la piedra del molino.
—Bien parece —respondió don Quijote— que no estás cursado en esto de las aventuras: ellos son gigantes; y si tienes miedo, quítate de ahí, y ponte en oración en el espacio que yo voy a entrar con ellos en fiera y desigual batalla.
Y, diciendo esto, dio de espuelas a su caballo Rocinante, sin atender a las voces que su escudero Sancho le daba, advirtiéndole que, sin duda alguna, eran molinos de viento, y no gigantes, aquellos que iba a acometer. Pero él iba tan puesto en que eran gigantes, que ni oía las voces de su escudero Sancho ni echaba de ver, aunque estaba ya bien cerca, lo que eran; antes, iba diciendo en voces altas:
—Non fuyades, cobardes y viles criaturas, que un solo caballero es el que os acomete.
Levantóse en esto un poco de viento y las grandes aspas comenzaron a moverse, lo cual visto por don Quijote, dijo:
—Pues, aunque mováis más brazos que los del gigante Briareo, me lo habéis de pagar.


Y, en diciendo esto, y encomendándose de todo corazón a su señora Dulcinea, pidiéndole que en tal trance le socorriese, bien cubierto de su rodela, con la lanza en el ristre, arremetió a todo el galope de Rocinante y embistió con el primero molino que estaba delante; y, dándole una lanzada en el aspa, la volvió el viento con tanta furia que hizo la lanza pedazos, llevándose tras sí al caballo y al caballero, que fue rodando muy maltrecho por el campo.
Acudió Sancho Panza a socorrerle, a todo el correr de su asno, y cuando llegó halló que no se podía menear: tal fue el golpe que dio con él Rocinante.


El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha.
Capítulo VIII. Del buen suceso que el valeroso don Quijote tuvo en la espantable y jamás imaginada aventura de los molinos de viento, con otros sucesos dignos de felice recordación (fragmento)
Miguel de Cervantes Saavedra

Autorretrato | ojelferrotuA

viernes, 16 de septiembre de 2005

Autoengaño

"Qué frío bárbaro hace", se dijo Oliveira que creía en la eficacia de la autosugestión. El sudor le chorreaba desde el pelo a los ojos, era imposible sostener un clavo con la torcedura hacia arriba porque el menor golpe del martillo lo hacía resbalar en los dedos empapados (de frío) y el clavo volvía a pellizcarlo y a amoratarle (de frío) los dedos. Para peor el sol empezaba a dar de lleno en la pieza (era la luna sobre las estepas cubiertas de nieve, y él silbaba para azuzar a los caballos que impulsaban su tarantás), a las tres no quedaría un solo rincón sin nieve, se iba a helar lentamente hasta que lo ganara la somnolencia tan bien descrita y hasta provocada en los relatos eslavos, y su cuerpo quedara sepultado en la blancura homicida de las lívidas flores del espacio. Estaba bien eso: las lívidas flores del espacio. En ese mismo momento se pegó un martillazo de lleno en el dedo pulgar. El frío que lo invadió fue tan intenso que tuvo que revolcarse en el suelo para luchar contra la rigidez de la congelación. Cuando por fin consiguió sentarse, sacudiendo la mano en todas direcciones, estaba empapado de pies a cabeza, probablemente de nieve derretida o de esa ligera llovizna que alterna con las lívidas flores del espacio y refresca la piel de los lobos.

Rayuela. Capítulo 41 (fragmento)
Julio Cortázar


Lo mismo que a Horacio Oliveira (¿ho hera Oracio Holiveira?), a mi también me resulta más sencillo creerme la mentira que afrontar la realidad. Más aún cuando la mentira me la digo yo mismo.

martes, 13 de septiembre de 2005

Despierto

Despierto bruscamente, los ojos abiertos pero sin ver nada. Es noche cerrada. Miedo disuelto en sangre. No ha sido una pesadilla, eso está claro… ¿o no? Tengo todo el cuerpo en tensión y los sentidos alerta. Respiro agitadamente… observo, escudriño en la oscuridad y el silencio. Ahora lo oigo claramente. Llueve. Mis sentidos entumecidos aún requieren de cierta adaptación al entorno. Oigo el repiqueteo de la lluvia en la persiana cerrada. Huele a tierra mojada y el aire que entra en mis pulmones es frío. Me estremezco y mi piel reacciona al cambio de temperatura. Pongo un pie en el suelo. Luego el otro. Y de nuevo ese ruido. Ese golpe que me ha arrancado de lo más profundo de mi sueño o que se ha mezclado con mi sueño haciéndome despertar. Es la puerta abierta de la terraza. Antes de acostarme la he dejado abierta, sin duda, golpeando ahora contra el marco a merced del viento. Las ráfagas de la tormenta la abren para cerrarla con furia, de un latigazo, en un crujido de maderas y queja de cristales. Me incorporo y comienzo a desandar el camino andado al acostarme. Un tenue resplandor de cielo brumoso se cuela por la puerta de la terraza al salón. No enciendo luces y ando tanteando sombras y perfiles familiares. Siento mis pies mojados. Sigo andando y sigo mojándome los pies. Veo pequeños objetos flotando en la oscuridad del suelo. Algo roza mi pie. Es una hoja caída de un árbol y arrastrada por el viento hasta flotar sobre el suelo de mi casa. El agua de la tormenta se desborda de la terraza hacia mi salón. El desagüe debe estar atascado y el agua de la lluvia no entiende de barreras humanas ni de invitaciones a cenar. El agua me moja los tobillos y las sillas, la mesa, el sofá, las cajas aún cerradas esperando nuevas mudanzas. Mi primera reacción es correr hacia el interruptor. Me detengo. Nueva inyección de miedo en las venas. No me atrevo a encender la luz. Angustia. Despierto bruscamente, los ojos abiertos pero sin ver nada. Es noche cerrada. Respiración desbocada. Miedo disuelto en sangre que el corazón bombea a velocidad de vértigo. Los dedos crispados. Me levanto de la cama para tranquilizarme fumando un cigarrillo. Ando por el pasillo y siento mis pies mojados. ¿Sigo durmiendo o ya desperté?

viernes, 9 de septiembre de 2005

De buena mañana

– Buenos días, son las siete y media…
– ¿mmmmm?
– Que son las siete y media.
– mmmnnzzzzz

(tictactictactictac…)

– Son las ocho menos cuarto…
– nnmmmmnm

(tictactictactictac…)

– Las ocho.
– mmm¿mmmmhh?

(tictactictactictac…)

– Las ocho y cuarto. Llegamos tarde…
– mmmmMMMMMMMMMMMmmmzzzzz

(tictactictactictac…)

– Las ocho y media. Ya no llegamos.
– ¿mmmMMMMM? ¿Las ocho y media? ¡JODER! ¿¡POR QUÉ NO ME AVISAS ANTES!?
– … uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis… (dios mío, dame paciencia ¡pero dámela ya!)

jueves, 8 de septiembre de 2005

Agua

Me lo explicaron docenas de veces.
Lo he visto centenares de veces.
Estudié el fenómeno.
Conozco los motivos físicos y químicos.
Sé de la presión y la temperatura.
De la evaporación y condensación…

Y así y todo, me sigue sorprendiendo,
admirando y
haciéndome enormemente feliz
que caiga agua del cielo,

que las nubes generen electricidad y la lancen desgarrando la noche,

que el silencio que más me estremece es aquel inmediatamente después del trueno.

miércoles, 7 de septiembre de 2005

Hay pocos lugares...

pocos bares



donde el tiempo



transcurre



tan aprisa



(sugerencia de consumo)
la aguja crepitando sobre Rambling On My Mind de Robert Johnson

Si hoy es miércoles

Los miércoles suelen resultarme especialmente agradables. Ya pasaron lunes y martes, sin duda los más penosos de amanecer, acercándose jueves y viernes, sin duda los más propensos a ser trasnochados. Aunque no es esa la razón que me produce la satisfacción de salir a la calle. Se trata más bien de un juego. De hecho es un singular juego. Singular porque, de los dos participantes, sólo uno -yo mismo- sabe que está jugando. El otro ignora completamente que sus acciones rutinarias converjan en azaroso juego, amén que ni siquiera lo conozco y no tengo especial interés por hacerlo.

Bajo las escaleras de casa, salgo a la calle y paso por delante del quiosco camino del metro. Desde el portal de mi casa hasta el metro hay exactamente dos quioscos y cinco papeleras. Paso por el quiosco donde suelo comprar tabaco y mientras me enciendo el primer cigarrillo me asomo a la primera papelera. Puede ser que esté ahí, pero puede ser que no. Ese es el juego. Sigo mi paseo sin desanimarme: todavía quedan cuatro papeleras. Además hay otro quiosco al final, junto a la boca del metro. Paso por la segunda papelera y me asomo distraídamente. Tampoco. No pasa nada, quedan tres. Continúo andando hacia el metro y de camino le echo un vistazo a la tercera papelera y después a la cuarta, justo antes de llegar al segundo quiosco. Aquí ya empiezo a pensar que quizás este miércoles voy a perder la partida. De acuerdo, queda la papelera que hay después del segundo quiosco, justo antes de las escaleras que se hunden hacia los túneles del metro. Pero empiezan a asaltarme las dudas. Un hormigueo en el estómago me alerta de la posibilidad que ya hayan pasado los de BCNeta. O del cambio de ruta del otro jugador. Puede ser incluso un cambio de hábitos.

Me acerco al segundo quiosco, paso por delante aflojando el paso para absorber la mayor cantidad posible de titulares y doy un pequeño rodeo a la barandilla que rodea la boca del metro para pasar por delante de la quinta y última papelera. La última mano de la partida. Gano o pierdo, pues el jugador desconocido no gana ni pierde nada. Ignora mi juego. Mientras me acerco escudriño entre la rejilla de la cesta de esta última, el ojo atento a identificar el premio. Ya he llegado a su altura, me asomo al hueco y de un rápido vistazo lo veo, semioculto por un periódico-panfleto gratuito. Lo aparto de un manotazo y cojo el botín. He ganado. Otro miércoles mi desconocido e inculto jugador ha comprado La Vanguardia en el segundo quiosco y ha lanzado a la papelera el suplemento.

Porque si hoy es miércoles, hoy sale el suplemento Culturas. Nada mejor para leer en el metro y durante el café.

Felices lecturas.


(sugerencia de consumo)
Y ahora está sonando Mr. Siegal de
Tom Waits.

martes, 6 de septiembre de 2005

de cubismo y olvidos

Fue el tercer mosquetero del cubismo. Vivió a caballo de los siglos XIX y XX. Era español pero, al igual que la mayoría de ellos, se instaló en París. Allí desarrollo su personal estilo y allí conoció a los otros dos mosqueteros: Picasso y Braque.

Así como Picasso, tanto antes como después, tocó distintos palos en la pintura, dibujo y escultura, Juan Gris se centró siempre en el cubismo, ya sea a través de la pintura o el collage, que colaboró a desarrollar junto con los otros dos –decir crear sería hacerle un feo a Kandinsky, aunque lo suyo sea pura abstracción- a principios de la segunda década del S.XX.


Quizás debido a su prematura muerte –contaba 39 años- es el menos conocido de ellos, aunque no el menos genial. También es el más lamentablemente olvidado por los responsables de cultura de este país. Su obra se encuentra repartida por todo el mundo –desde el MoMA de NY hasta colecciones privadas- y jamás hasta ahora había sido reunida en una exposición. ¡Hasta ahora! Finalmente, después de muchos lustros de olvido, se ha hecho una completísima retrospectiva en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. La mala noticia es que tenéis hasta el 19 de este mes para visitarla. Yo estaré allí, en Madrid, los días 17 y 18.


Huelga decir que es uno de mis pintores favoritos.

FJÄLLNÄS

bjursta
bonde ört nygärd
liatorp leksvik triggve
stripa järpen bjärnum lillsele
aspelund
mjuknäva mörkedal
ottenby

Siempre había pensado que me gustaría, que estaba hecho para mí. Cogía el catálogo y, más que los productos, mi mirada se detenía en esos nombres, en esas combinaciones imposibles de letras. Lo tenía claro: quiero ser quien ponga nombre a los muebles de IKEA.
Pero no. Hay que ser un genio, estar hecho de una pasta especial...

FJÄLLNÄS

... para poner dos a con diéresis en una misma palabra.

A mi nunca se me hubiera ocurrido.

viernes, 2 de septiembre de 2005

Chorradas lingüísticas

Y ya que me ha dado por hablar de palabras, retomo un tema un poco lejano ya (octubre o noviembre de 2004), pero no menos peculiar por ello.

Los señores de la RAE ya en su día tuvieron la ¿osadía? ¿poca vergüenza? ¿atrevimiento? de incorporar, revistiéndolos de españolidad, anglicismos o acrónimos al diccionario tales como bumerán, cedé, cederrón ¿ron? ¿no será cederrom? ¿o es que lo propuso algún académico analfabeto? Pero en la última actualización se han atrevido con unos cuantos más… ahí va la lista de despropósitos: deuvedé, yacusi, pirsin, ranquin, baipás, vedet, etc. La lista es larga y las risas están aseguradas.

Por el contrario, y sigo sin entender el porqué, no han considerado oportuno traducir, por ejemplo, jazz, blues o ballet. Recomiendan su escritura en cursiva. ¿Que por qué? Pues no lo sé. Digo yo que no les costaba tanto traducirlos como yas, blus o balé. Son cosas de académicos que no atino a comprender. Pero claro, la suya es una mente privilegiada, mucho más lúcida que la mía, pobre ignorante.

¿Para cuando, me pregunto, entrarán a homologar los anglicismos del mundo del espectáculo? Me refiero a los bítels, los rolinestons, termineitor o jamfribogar.
En fin…

jueves, 1 de septiembre de 2005

La palabra más larga

La palabra más larga (23 letras) del Diccionario de la Real Academia Española es electroencefalografista. Con esto se supone resuelta la duda que me planteaba yo mismo.
Si queréis ver otras palabras extraordinarias.

Uno lee el periódico y...

más de un millar de peregrinos chiíes mueren unos 300 heridos miles de muertos muere una persona 953 personas murieron 815 resultaron heridas 331 personas -186 de ellas niños- murieron 800 resultaron heridas tres policías mueren secuestrados un ingeniero británico y su intérprete murió ayer mueren tres personas cinco bombas siete sospechosos siete bombas una persona ha muerto un artefacto la tumba dos ciudadanos asesinados dos soldados fallecieron siete personas han muerto 36 resultaron heridas 750 soldados mueren nueve integristas un civil murió tres personas resultaron heridas 56 iraquíes murieron el inmigrante muerto muerte de siete inmigrantes apuñalar y matar a su vecino el cadáver de un hombre un incendio cuatro turistas resultaron heridos intoxicación de 158 personas matado a 24 inmigrantes un trabajador falleció fallecen tres personas segunda víctima mortal 11 contusionados quince incendios heridas 20 personas