viernes, 30 de enero de 2009

Podría haber sido peor

Se podría afirmar que empecé utilizando mi elocuencia narrativa para ligar. Pero eso fue en un pasado mejor, peor o distinto. Después pretendí ser novelista, pero por mi carácter sólo me permití ser un poeta maldito y me quedé en un maldito escribidor. Y finalmente he terminado de corrector de estilo en ensayos de ámbito gremial. Pero sólo para mi flaca, que me clava los puñales a la cara, nunca por la espalda.

Podría haber sido peor: podría haberme dedicado a la informática.


(sugerencia de consumo)
Flaca, de Andrés Calamaro, porque ya tocaba honrar al nombre del blog.

jueves, 29 de enero de 2009

Doctrinas

No exento de sorpresa, leo que el PP promete suprimir la “asignatura adoctrinadora” cuando gobierne. Tras el pasmo inicial y una fugaz reflexión –sí, de acuerdo, no suelo comulgar con su ideario– me congratulo de que al fin la sensatez prime sobre las creencias más íntimas o los fanatismos exacerbados y apuesten con valentía por quitar la religión de las escuelas.

Ah… ¿Que no era eso?


(sugerencia de consumo)
My God de Jethro Tull en directo desde la Isla de Wight

martes, 27 de enero de 2009

Sobre el vino y sus virtudes

El vino da alegría a los tristes y audacia a los tímidos.


Ya lo decía el ditirambo griego (quién si no Dionisio): El vino da alegría a los tristes y audacia a los tímidos.

El fin

Pues resulta que “El coloso” de Goya ya no es de Goya. ¿Y qué cojones hago yo ahora con mis libros y catálogos razonados sobre Goya en los que daban abundantes razones para calificarlo como ejemplo de la última etapa del artista maño? Se empieza por esto, que puede parecer baladí, y se termina quitándole la autoría del Guernica al mismísimo Picasso. La Historia del arte occidental tal como lo conocíamos hasta hoy se resquebraja.

Y después van, le dan un Globo de Oro y nominan para los Oscar al infame Mickey Rourke. Que digo yo: ¿Tan mal lo han hecho los otros? ¿Qué será lo siguiente, un Oscar para Tom Cruise? La civilización occidental que habíamos conocido se desmorona. Ya sólo nos queda el Parnaso. O ya ni eso, que últimamente dejan entrar ahí a cualquiera. Debe haberlo comprado Planeta… Porque mirad sino lo que le hicieron al Premio Nadal, que desde que es suyo ya sólo se lo dan a columnistas de prensa. No me sorprendería que el próximo se lo concedieran a Agencias.

En fin, que esto se hunde. El último que apague la luz.


(sugerencia de consumo)
It's the end of the world as we know it, en directo, de REM

domingo, 25 de enero de 2009

Deberes de un domingo cualquiera

Las mañanas de los domingos no hay cosa más difícil y heróica que arrancarla de la cama antes de las once. Una vez conseguido este punto, se dirigirá arrastrando los pies hasta la cocina para tomarse su taza de leche con colacao que previamente le habré preparado, actividad esta que se alargará durante una hora. Después la ducha y vestirse con lo que, si todo sale a pedir de boca, a eso de la una ya podremos estar bajando las escaleras hacia la calle.

Además hoy habíamos decidido ir a dar un paseo en bici, que teniendo en cuenta que huye de cualquier tipo de actividad física que no sea sexual, el arranque mañanero ha sido más arduo de lo habitual. Pero como le han puesto deberes y había que visitar el Pabellón de la República, que está cerca de casa, la excusa (mi excusa) ha sido acercarnos en bici.

A la vuelta, para reponer fuerzas, nos hemos atiborrado de macarrones y helado de postre. La digestión ha sido larga y dura, como de dos películas en el sofá.


Pabellón de la República

sábado, 24 de enero de 2009

AC/DC meets Jimi Hendrix

Si algo me sigue admirando de este par, es su capacidad para hacer ruido siendo sólo dos. Y si hay una canción que me guste especialmente de The White Stripes es este "Ball and Biscuit", una especie de AC/DC meets Jimi Hendrix, o cómo me imagino yo que los australianos versionarían un blues de Hendrix.


(sugerencia de consumo)
Ball and Biscuit de White Stripes en directo

miércoles, 21 de enero de 2009

El precio de ser friki

El sábado estuve por el centro buscando la edición conmemorativa del cincuenta aniversario de “Kind of Blue” de Miles Davis, un caro e innecesario capricho –ya tengo la edición de lujo en CD– compuesto por dos CD, uno de ellos con material “inédito”, un DVD, un vinilo y un póster todo empaquetado en una gran caja. No lo encontré en ningún lado, pero ya que había salido de casa dispuesto a gastar me compré unos auriculares Sennheiser cojonudos. A principios de los ochenta mi padre tiró la casa por la ventana y se compró un equipo de alta fidelidad. La marca del equipo de música no la recuerdo, pero no he olvidado que los altavoces eran Bose y los auriculares Sennheiser. “Son los mejores” sentenció mi padre, con una autoridad que no aceptaba réplica. Yo tenía en esa época diez o doce años. De haber sido ya un adolescente, a día de hoy seguramente tendría mis dudas. Sin embargo, y aunque me demuestren lo contrario, tengo por una certeza absoluta e irrebatible que los auriculares Sennheiser son los mejores, por eso me los compré.

Esta tarde he salido de mala leche del curro y para aplacarme he ido directo hacia el Jazz Messengers, mi tienda de música de cabecera. Como es de suponer, he ido con la idea de comprar la edición de marras del “Kind of Blue”, pero ya no les quedaba ninguno. El dependiente lo ha dicho con expresión de impotencia y rabia a la vez. Por lo visto sólo les trajeron dos de los más de diez que encargaron. “Los de Columbia no están distribuyendo bien aquí, así que tenemos que ir a comprarlo fuera”. Algo decepcionado me he puesto a buscar alguna alternativa, porque si algo tenía claro es que no me iba a largar de vacío.

El primero en caer ha sido “Somethin’ Else”. Me ha llamado la atención que en la formación Miles Davis aparecía justo debajo de Julian “Cannonball” Adderley, que es un saxofonista inmenso –en talento y tamaño, no en vano ese “Cannonball” deriva de cannibal por su forma de comer–, pero que no llega a ser Miles, así que he deducido que sería una formación anterior al “Kind of Blue”, que es la consagración de este último y en el que el cannibal ya ha disuelto su quinteto para entrar en el de Miles. Efectivamente, aunque no lo indica en ninguna parte del disco, es del 58, justo un año antes. Por lo tanto este no deja de ser un disco muy especial, puesto que el líder del quinteto es un saxofonista con una fuerte influencia bop según el camino marcado por Charlie Parker, mientras que el otro es un trompetista de lo que se ha acuñado como cool. Para acabarlo de completar, en tercera posición vemos a Hank Jones, un grandísimo pianista curtido en el swing de las big bands junto a Benny Goodman. Una mezcla explosiva, vaya. Y realmente el disco no decepciona en absoluto. Es más, mientras lo escuchaba tumbado sobre la alfombra con mis nuevos y flamantes cascos Sennheiser, entre sorbo y sorbo de vino estaba pensando qué calificativo le iba a otorgar en esta “reseña” que ya tenía pensada escribir. Justo cuanto la aguja ha llegado al final y tras unos segundos de silencio he murmurado: “Brutal”. Eso es lo que me ha parecido: Brutal, extraordinario, soberbio. Arranca con una deliciosa versión del “Autumn Leaves” de Prévert para continuar con el “Love for Sale” de Cole Porter, En algunos temas, sobre todo en el “Somethin’ Else” que le da título (compuesto por Miles Davis, nada que ver con el rock de Eddie Cochran), ya se vislumbran las formas de lo que un año después será el insuperable “Kind of Blue”.

Como habréis deducido, lo he comprado en vinilo. Hay que pagar un alto precio por ser un friki, os lo aseguro. El vinilo no solo es más caro que la edición en CD, sino que carece de los bonus tracks que incluye este último. Pero no se puede comparar una cajita de plástico a la satisfacción de tener entre las manos una portada de 31x31 y el cric cric de la aguja surcando hacia el centro.

El otro en caer todavía no lo he escuchado. Es el “Blue Train”, una de las obras maestras de John Coltrane, también en vinilo. Así que pongo aquí el punto final, me calzo los cascos y vuelvo a tumbarme sobre la alfombra.


(sugerencia de consumo)
Somethin' Else con "Cannonball" Adderley y Miles Davis


P.D.: Finalmente he comprado la edición cincuenta aniversario de “Kind of Blue” en Amazon. En la web de FNAC Francia también estaba, pero 25€ más caro.

lunes, 19 de enero de 2009

Todo sigue igual

Hasta hoy, los eurodiputados españoles cobraban al mes lo mismo que los miembros del Congreso español, poco más de 3.000€, a los que había que añadir 1.500€ en concepto de viajes. Hasta hoy, porque en una medida de austeridad sin precedentes para paliar la crisis (la suya, se sobreentiende) los eurodiputados se han subido el sueldo hasta los 7.666€, más 287€ diarios en concepto de dietas, más viajes, con lo que su sueldo mensual ahora puede llegar hasta los 14.000€. Es decir, más de lo que cobran al año muchos trabajadores de este país.

Sólo eso ya es de "apaga y vámonos", pero es que además son los 287€ diarios los que han provocado el fraude que ha destapado la cadena de TV alemana RTL. En el siguiente vídeo podemos ver a los honrados eurodiputados acudiendo de buena mañana a fichar, para acto seguido coger sus maletas y largarse a casa. Este carrusel de maletas ocurre todos los viernes. Vaya, que madrugan para pasar por caja. Impagables algunas escenas, como ese “no es asunto tuyo” que le espeta un eurodiputado al periodista cuando este le pregunta si sólo ha venido a fichar, o la otra que se refugia corriendo en el ascensor cuando ve las cámaras de televisión (está en alemán subtitulado en inglés).



A la vista está que lo que ellos llaman el juego democrático, con los correspondientes controles anti corrupción que se le suponen, se ha demostrado insuficiente en el mejor de los casos. En el peor es perverso y corrupto, pues se han encaramado a él para convertirse en la nueva aristocracia, la versión contemporánea de la división entre nobles y vasallos del Medievo. Ortega y Gasset pecó de optimismo cuando afirmó eso de que “España es el problema; Europa es la solución”. Se acercó mucho más a la realidad Giuseppe Tomasi di Lampedusa, cuando puso en boca del Príncipe de “Il Gatopardo” la célebre paradoja “Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie”. Y está claro que nada ha cambiado; los mismos siguen viviendo a todo tren a costa nuestra y está claro que no es posible cambiarlo empleando sus normas. Y uno se pregunta, ¿cuándo empezamos a poner bombas? ¿Desempolvamos las guillotinas? Y eso es lo peor, lo más triste. Que tampoco sirve de nada, porque como mucho cambiaremos las normas, pero todo seguirá igual.