lunes, 31 de julio de 2006

David o el nuevo Goliat

Mientras haya un palestino vivo, el
holocausto continúa.

José Saramago

martes, 18 de julio de 2006

Círculos

No sé cómo he llegado hasta aquí. He ido callejeando siguiendo las sombras que los árboles y edificios proyectan sobre la calle, tratando de huir de este sol y este calor agobiante del verano en la ciudad. En una de estas calles he visto una sala de arte en la que se exponía una interesante selección de fotografías. Se titulaba París a través de la lente o algo así. La cuestión es que he entrado, quizás atraído por el aire acondicionado que se adivinaba en el interior, quizás por el sugerente cartel que apoyado sobre un caballete flanqueaba la entrada. He sido consciente de mi feliz decisión apenas he franqueado la puerta acristalada, pues había allí obras de Doisneau, Kertész y otros muchos desconocidos por mí, pero igualmente grandes. La mayoría de las fotografías expuestas eran en blanco y negro, dejando tan solo una escasa décima parte al color. Curioso –he pensado- que la ciudad de la luz siempre se fotografíe en blanco y negro.

Paseando distraídamente por las salas, una fotografía me ha llamado poderosamente la atención. Pese a ser también en blanco y negro, era relativamente reciente. Era un instante transplantado desde la orilla del Sena a Barcelona, y por la luz oblicua y la ropa de los paseantes se adivinaba una tarde de verano. Aunque yo sabía que era una tarde de verano. Un par de barcazas al fondo, desenfocadas, de deslizaban suavemente río abajo junto a los contrafuertes y el ábside de Notre Dame. Ligeramente desplazada a la izquierda, pero enfocada, una chica sentada en el muelle del río, con la espalda completamente erguida, lee un libro y se convierte en el eje de la composición.

Es increíble –pienso-, asombroso, pero yo he estado ahí. Yo recuerdo esa imagen, a esa chica leyendo a la orilla del Sena con la espalda completamente recta. Fue hace unos años, cuatro o cinco quizás. Instintivamente me busco en la imagen, pero no me encuentro. Es casi como si yo hubiera sido el fotógrafo. Me siento tan conmovido que apenas me doy cuenta que alguien más está observando fijamente la imagen. Ignoro el tiempo que yo mismo llevo mirándola, pero justo a mi derecha, un paso por detrás, hay una chica con los ojos fijos en la chica de la fotografía. Es joven y esbelta, con la melena lisa y oscura cortada sobre los hombros. Con unos ojos enormes me mira y me dice, casi balbuceando, soy yo. La chica de la fotografía soy yo.

jueves, 13 de julio de 2006

Arte

Dijo un artista que todos somos artistas, pero que sólo unos pocos son capaces de dedicar su vida al arte.

Otro dijo que todos los artistas deben ser unos inadaptados.

Quizás sea una mezcla de ambas circunstancias, aunque ignoro en que proporción. Es decir, no sé si será por exceso o por defecto. O que quizás una cosa lleve a la otra. No sé si el artista lo es porque crear es su vida y sin eso no podría realizarse o, sencillamente, se dedicó a eso porque no había nada más que le motivara. ¿Es como una balanza? Todos somos artistas pero no todos somos artistas. Entonces ¿qué decanta la balanza?

No he tenido ningún trabajo que me haya motivado. Sólo me colma escribir, leer, hacer fotos... ¿Acaso eso me convierte en un artista?

Sin duda he creado pero… dudo mucho que mis creaciones se puedan considerar arte. Por lo menos según la concepción que yo tengo del arte. Creativo es una palabra que no me gusta. Me suena a eufemismo de publicitario. Aunque, al fin y al cabo ¿qué es el arte? Etimológicamente hablando es la habilidad para hacer algo. Sobretodo si ese algo se hace bien. ¿Es un contable un artista? ¿O un informático? Aquí creo que la etimología nos confunde o, por lo menos, no se acerca a la entidad que le damos al arte. Sin embargo, sin unimos en una las tres primeras definiciones del DRAE, resulta que arte es una manifestación personal bien hecha mediante recursos plásticos, sonoros o lingüísticos. Será eso… Y bien hechos significa que esa manifestación personal llegue a más gente, aunque no sea en el tiempo en que se manifiesta.

Resumiendo. Si buscáis arte, aquí no lo encontrareis. Esto es una simple manifestación personal, hecha todo lo bien que sé, mediante recursos lingüísticos y, de vez en cuando, visuales.

Y toda esta disertación ha venido a cuento de una película que acabo de ver. Por enésima vez. ¿Es el cine arte? Igual que los libros, digo yo. Es un contenedor. Al igual que la guía telefónica, aunque libro, no es literatura, hay películas que deberían poner a quienes la engendraron a picar piedra. Pero yo acabo de ver El ladrón de bicicletas, de Vittorio de Sica. Y eso, no me cabe duda, sí que es arte.
Creo que sólo Blancanieves y esta son las películas que me han hecho derramar alguna lágrima.

El ladrón de bicicletas

martes, 4 de julio de 2006

Asmoideo

La historia es suficientemente larga y jugosa como para omitirla aquí. No me apetece añadir más palabras a un tema que tiene en su haber millones de páginas escritas. Sólo apuntaré algunos detalles básicos.
Es la iglesia de un pueblo perdido en lo alto de una colina en el sur de Francia. Su historia se remonta a la época romana. El diablo (asmoideo según la tradición cátara) sostiene la pila de agua bendita. Unos bajorelieves describen la pasión de cristo, con la particularidad que esa descripción se realiza en sentido inverso al resto de las iglesias católicas. En uno de esos bajorelieves, Jesucristo sangra al ser bajado de la cruz, lo que significa que está vivo. En el altar, una representación de la Virgen María, a la derecha, sostiene a un niño. A la izquierda, una representación de Jesucristo sostiene a otro niño...

Asmoideo en Rennes-le-Chateaux


No es de extrañar que desde Roma organizaran una cruzada contra los cátaros.