jueves, 31 de mayo de 2007

Montaña rusa

Os dejo esta particular visión de la evolución del precio de la vivienda en USA. Podéis establecer todos los paralelismos que gustéis.


Visto en Psicofonías

Diez años de ausencia

Aunque lo recuerde con un par de días de retraso, este martes pasado hizo 10 años que Jeff Buckley nos dejó. Pero su música será eterna.

domingo, 27 de mayo de 2007

Remake

Salvo contadas excepciones, no me gustan las segundas partes. Pero todavía me gustan menos los remakes de películas clásicas. Suelen dejar patente que apuntalar el cine en las bondades de unos fatuos efectos especiales, no es suficiente para mejorar aquello que se hizo con medios casi artesanales. Tampoco salen bien parados, en esta forzosa comparación, ni actores ni guionistas. Aunque supongo que el objetivo, que es vender muchas palomitas, en muchos casos se cumple.

Con el tiempo, ese recauchutado cinematográfico pasará a acumular polvo en las estanterías de los videoclubs, al tiempo que la original seguirá siendo un clásico. La una será un producto de fugaz consumo masivo, mientras que la otra continuará viéndose largo tiempo, en un lento pero incesante goteo.

Algunos ejemplos que ahora recuerde especialmente sangrantes son The Getaway, que Sam Peckinpah dirigió en 1972, con Steve McQueen y la guapísima Ali MacGraw, de la que años después se perpetró una revisión protagonizada por Alec Baldwin y Kim Basinger. Del King Kong de 1932 se han hecho dos revisiones. Una, ya olvidada, en 1976 y otra más reciente, dirigida por Peter Jackson en 2005, que con el tiempo también caerá en el olvido. Y quién no recuerda a Spencer Tracy, en su papel de papá desquiciado de Elizabeth Taylor en “El padre de la novia”, rodada en 1950 y que en 1991 fue interpretada, con mayor o menor fortuna, por el histriónico Steve Martin.

Bien, pues toda esta disertación viene a cuento de otro remake que, por tratarse de un clásico entre los clásicos del cine de ciencia ficción, puede resultar especialmente sangrante. He leído que la Fox ha programado, para el verano de 2008, el estreno de The Day the Earth Stood Still, que aquí se tituló “Ultimátum a la Tierra”. De esta película, estrenada en 1951, puede gustar o no su mensaje pacifista, pero no se le pueden negar una narración y un ritmo impecables. Además de convertir al robot extraterrestre en ídolo de toda una generación de frikis. Espero sinceramente que no la estropeen demasiado.

Sólo me queda una cosa por añadir: Klaatu barada nikto.

La mujer en el arte

Desde Leonardo Da Vinci a Picasso, la visión occidental de la mujer a través de 500 años de pintura.

sábado, 26 de mayo de 2007

La batalla de Kruger

He visto este vídeo en la portada de Technorati y no he podido resistir la tentación de compartirlo. Son poco más de ocho minutos, sin editar, ni falta que le hace. Un cámara profesional de National Geographic quizás lo habría hecho mejor, pero la tensión del momento sería la misma. Naturaleza salvaje en estado puro.



¿Serán republicanos los búfalos?

Página 179

Llevo unos días recogiendo guantes. Si el jueves era pitima quien me pedía que publicara mi lista de notables españoles, ayer viernes fue Celia la que me lanzó un meme, el tercero en la vida de arrebatos.

Se trata de compartir el segundo párrafo de la página 179 del libro que estoy leyendo. Pero tengo un problema, y es que "Letra muerta" de Millás –por fortuna- cierra en la página 172. Como estoy por terminarlo, he pensado en escribir la página 179 del siguiente que tengo en lista –"Pudor" de Santiago Roncagliolo; 184 páginas- , que comienza con un final de diálogo y sigue con un párrafo que continúa en la página siguiente. Asumiendo el riesgo de revelar el final de la novela, escribiré ese párrafo.
"Sergio esperaba esa pregunta. Primero buscó un par de toallas que no estuvieran demasiado apestosas y se las amarraron en la cara, como había visto hacer a los forenses en las películas. El olor se volvió más soportable. Con ayuda de Jasmín, arrimó el televisor hasta dejarlo justo frente al cuerpo. Luego se sentó sobre la pierna izquierda del cadáver. Jasmín se sentó sobre la derecha. Ahora tenía un copiloto. Con algunos libros, diseñó sobre la cama la cola de la nave. Los brazos del cuerpo podían ser las alas. Comenzaron a navegar por el espacio a solas, acelerando conforme se iban acostumbrando a los controles de la nave. Sergio le enseñó a Jasmín dónde estaban el teleportador y los cañones láser. Jasmín quiso saber dónde estaba el baño de la nave. Cuando entraron en hipervelocidad, el señor Braun entró al cuarto con su perro. Se sentó al otro lado de la cama y quedó encargado de las comunicaciones a bordo. Después entraron los chicos que Sergio había visto en la escuela. Se acomodaron en una esquina para ocuparse del plan de vuelo. La señora del hospital podría ser la artillera con su botella de suero. Y la abuela, finalmente, se ocuparía de la cocina. La abuela cocinaba bien. Ya tenían toda una tripulación interplanetaria, con sus misiones y sus habilidades. Después podrían jugar a matar insectos o a disecar ratones. Sergio lo tenía todo planeado. Se quedaría hasta tarde y nadie los iría a buscar ahí. Sergio quería que ese momento durase para siempre. Quería seguir ahí, en la cálida oscuridad que empapaba…"

Como todo meme que se precie, lleva asociada la condicio sine qua non de pasarle el muerto a otro, en este caso tres incautos blogueros. Tengo curiosidad por saber qué están leyendo martina, pitima y xavi.

jueves, 24 de mayo de 2007

Mis notorios

Pitima me ha puesto en un brete. En los comentarios de mi entrada anterior, se ha organizado de forma espontánea un debate sobre el ¿concurso? El español de la Historia. Y ahora ella me pide que haga mi propia lista. En realidad no sé cómo era el funcionamiento del concurso. Imagino que habría una preselección de personajes para evitar bochornos mayores que los habidos. Lo que sí tengo claro es que no votaría a personalidades vivas, pues todavía carecemos de suficiente perspectiva histórica... e imagino que muchas lagunas.

Bien, de la lista de 100, mis primeros (y supongo que en posiciones intercambiables en función del día que me pregunten) serían estos.

El primero, por ser el loco más lúcido que hemos tenido, Cristóbal Colón. Imaginad por un momento que se presenta en la corte, venido de Corea por ejemplo, un personaje que afirma poder colonizar un planeta que hay detrás de Júpiter y que nadie ha visto. Bien. Después me pierde la vena artística con Cervantes, Picasso, Velázquez y Goya. Quizás también Joaquín Rodrigo y Falla. No pueden faltar Severo Ochoa y Ramón y Cajal. Y pese a ser republicano, están ahí Alfonso X, Carlos I y Felipe II. Seguiría con García Lorca, Machado (y ahí aparece Serrat, como con Rodrigo Paco de Lucía), Lope de Vega, Quevedo... Buñuel también, por qué no. Pero me faltan algunos...

No entiendo muy bien la definición de español que se ha tomado en esta lista. Colón era genovés; El Greco griego. Incluso Carlos I era belga. Pero si se considera que su notoriedad la consiguió en España, entonces debemos quitar de la lista a Severo Ochoa y Ramón y Cajal, pues ya se sabe que este ha sido el país del “que inventen ellos”. Entre los reyes también habría puesto a Jaime I. Y "españoles" también fueron Séneca o Averroes, aunque esto admito que es pasarse un poco.
Sin duda me dejo alguno en el tintero.

En cuanto a la relevancia o notoriedad, hay muchos que lo fueron negativamente, según mi modesta opinión. Si veo a Franco en la lista, quisiera ver también a Torquemada.

Por cierto que quien ha comenzado este debate ha sido la flauta mágica, de quien espero su lista. La tuya también Pitima. Y obviamente, de todos quienes quieran participar.

martes, 22 de mayo de 2007

Cualquier tiempo futuro fue mejor

Esta mañana he leído en el periódico una noticia que no sabría cómo calificar. Quizás extravagante, por no llamarla de otro modo. Resulta que en la Escuela de Medicina de la Universidad de Maryland les sobra el dinero, pues anualmente celebran una conferencia sobre la muerte de personajes históricos. Y este año le ha tocado a Lincoln, el presidente de EEUU que fue asesinado en 1865. Así pues, se han reunido un montón de médicos e historiadores expertos en la materia y tras sesudos debates, discursos y disertaciones han concluido que, si la tecnología médica de hoy hubiera existido en esa época, probablemente no habría muerto.

Menuda gilipollez, con perdón. Porque digo yo que, si en lugar de haber disparado un solo tiro a la cabeza con una pistola de bala redonda, el asesino hubiera usado un kalashnikov –por poner un ejemplo- ¿también lo hubiera salvado la medicina actual? ¡Vamos hombre, un poco de sensatez! Puestos a mezclar churras con merinas, se puede afirmar que, con la tecnología actual, en la Edad de piedra el hombre podría haber pisado la luna. O que con el armamento actual, Napoleón habría aplastado a Wellington en la batalla de Waterloo.

En fin, que está claro que determinados profesionales ya no saben qué inventarse para pasar unos días fuera de casa.


(sugerencia de consumo)
Le Voyage Dans La Lune del pionero Georges Méliès

domingo, 20 de mayo de 2007

Cine y garrotazos

Llegan buenas noticias desde Francia, y no me refiero a que Sarkozy le haya robado a la Royal a su –entre comillas- Kouchner para ponerlo de ministro de asuntos exteriores. Eso sería buena noticia para nosotros, si nuestros políticos no estuvieran tan ocupados dándose garrotazos unos a otros, como en ese cuadro de Goya. La buena noticia que quiero mencionar viene de Cannes, de la sexagésima edición de su festival de cine.

Que los hermanos Coen ejecuten una buena película, a estas alturas ya no debería ser noticia. Igual que no debería serlo que Javier Bardem borde un papel. Pero si Bardem borda su faena en una película de los Coen, la cosa cambia. Ha cortado las dos orejas y el rabo, saliendo a hombros por la puerta grande. Han dicho de No Country for Old Men, una violenta cinta que narra una persecución en la frontera entre EEUU y México, que es la mejor obra de estos dos hermanos en los últimos diez años. Ya se verá, pues El hombre que nunca estuvo allí, del año 2001, dejó el listón muy alto.

Otra buena noticia llegada desde Cannes es Control, un biopic sobre Ian Curtis, el que fuera líder de Joy Division. Esta banda nacida en Manchester a finales de los setenta sólo publicó un disco, Unknown Pleasures, pero fue suficiente para influir a toda una generación posterior de bandas, desde The Cure a U2. Ian Curtis, un genio creativo, romántico y epiléptico, cayó en una profunda depresión tras su separación que lo abocó a ahorcarse en 1980. Los tres compañeros de Curtis, tras Joy Division, fundaron New Order, una de las bandas más influyentes de los ochenta. De hecho, fue desde esta última que conocí Joy Division. Nunca fueron santos de mi devoción, sin embargo nos dejaron joyas como Love Will Tear Us Apart.



Permitidme regresar por un momento al cuadro de Goya. Mi comparación de la política española con esta obra ha sido hecha con toda la intención. En esta pintura vemos a dos hombres, con las piernas hundidas en el suelo por encima de las rodillas, luchando a garrotazos, en un paraje desolado. La lucha es a muerte, sólo puede quedar uno. Sin embargo, el que sobreviva a la lucha seguirá anclado en el suelo, sin nadie que pueda socorrerle. La lucha sólo decidirá cual de los dos muere primero.

Francisco de Goya - Duelo a garrotazos


Goya pintó esta obra, que forma parte de sus Pinturas Negras, entre 1820 y 1823. Es desolador pensar que la manera de resolver nuestras diferencias no haya cambiado en casi dos siglos.

viernes, 18 de mayo de 2007

Puertas abiertas

Con motivo del Día Internacional de los Museos, hoy todos los museos de Barcelona celebran una jornada de puertas abiertas. Asimismo, mañana será la Noche de los Museos en Europa, iniciativa a la que también se han sumado algunos, abriendo sus puertas desde las siete de la tarde hasta medianoche.
Alguno visitaré, sin duda. Espero que no haya muchas colas...

Ramón Casas - Plein air (1891)

jueves, 17 de mayo de 2007

Individuos

Cada persona es única e irrepetible...

René Magritte - Golconde (1953)


... como los borregos ¿cuáles, los blancos o los negros?

Sin juicio

Hoy he perdido el resto de juicio que me quedaba. Ya me puedo considerar un ciudadano modélico y socialmente adaptado. Ahora sólo me falta comprar un televisor.

Al entrar en la consulta, el doctor me ha sonreído. Habrá sido para romper el hielo, pero un escalofrío me ha recorrido la espalda dejando un carámbano en la rabadilla. Me ha pedido que me siente y que le firme una autorización conforme conozco los riesgos de la intervención.

–¿Riesgos, qué riesgos? –he preguntado dando un respingo.

Y amablemente ha empezado a leer una interminable lista de calamidades fortuitas. La anestesia me podía producir una reacción alérgica, puedo sufrir una infección, me puedo tragar parte del instrumental quirúrgico (a la enfermera sí que me gustaría…), me puedo morir (como todos, vaya), me puede afectar al nervio y perder sensibilidad en labios y lengua… ¡Eh! Ahí me he puesto tenso. Con lo que a mí me gusta meter la lengua entre… ¡Con lo que a mí me gusta mi lengua! Por no hablar de los labios, míos o ajenos, con dientes o sin.

Le he pedido más detalles sobre este punto y sólo ha sabido decirme que no suele ocurrir nada. No suele. Como si eso fuera suficiente. Yo ahí sufriendo por si me voy a pasar el resto de mi vida dando besos de corcho, y él se limita a decir que no suele ocurrir. ¿Y si ocurre qué? Me ha intentado tranquilizar mostrándome mi radiografía maxilar.

–¿Ves? Esto es la muela –una enorme pieza en posición horizontal, perpendicular al resto- y esto de aquí abajo, esta franja más clara, es el nervio. No parece que vaya a haber problemas, está a unos dos o tres milímetros.
–¡Dos milímetros! ¿La diferencia entre tener lengua o un tapón de cava en la boca depende de dos milímetros? Si me sucede eso acabaré suicidándome con un sacacorchos, lo sé.
–No, tranquilo –ha continuado-. Es distancia más que suficiente para evitar riesgos. Bien, ¿firmas aquí?

Y con valiente gallardía y un bolígrafo he firmado mi posible renuncia a lamer. Más que una mano parecía un sismógrafo en pleno terremoto de nivel 10 en la escala Richter. Después me he tumbado, he abierto la boca y he cerrado los ojos.


(sugerencia de consumo)
al desquiciado Jack Nicholson en The Little Shop of Horrors

martes, 15 de mayo de 2007

Colecciones

Tengo tendencia a coleccionar –bonito eufemismo de acumular- todo tipo de cosas que me gustan, hasta donde el dinero y espacio del que dispongo me lo permiten. Se trata sobretodo de libros, discos –empecé con el vinilo y por fortuna los nuevos formatos son más reducidos-, películas, postales y pósters, jarras de cerveza, sombreros, etc. Intenté coleccionar mujeres, pero no se dejan disecar, así que he desistido. Lo de las botellas vacías de vino no es colección, es directamente acumulación y pereza de bajarlas a la calle.

Centrándome en el cine, empecé con el VHS y he seguido con el DVD, repitiendo y ampliando. En su día empecé una lista de las películas que consideré imprescindibles, que con el tiempo he ido ampliando y poniendo muescas. Cuando recordaba alguna, la apuntaba y con ello evitaba descuidos y sobretodo repeticiones. Antes de eso, había comprado dos veces La vida de Brian en una oferta tan irresistible que me nubló la memoria. No ha vuelto a suceder, por lo menos con esta película. Es curioso que esto no me pase con la música. Debo tener alrededor de mil discos –sin contar emepetreses-, perfectamente clasificados y archivados en mi cabeza.

La cuestión es que hoy, no sé muy bien por qué, he repasado esa lista. He marcado las recientes adquisiciones que todavía no tenían la muesca y le he echado un vistazo a las que me faltaban. Ha sido entonces cuando he detectado una ausencia. De hecho la he repasado un par de veces, pues no aceptaba reconocer mi olvido. Ha sido como si le estuviera mostrando la lista a alguien, que asombrado me preguntara ¿y esta no está? Pues no, no estaba. No había incluido la que para mí es la mejor película de la pasada década. Se hicieron muy buenas películas en los noventa, qué duda cabe. Pienso ahora en Fargo, Pulp Fiction, L.A. Confidential, The Straight Story… Pero faltaba una, faltaba Cadena Perpetua (The Shawshank Redemption), una maravilla interpretada por Tim Robbins y Morgan Freeman de forma magistral. Cine con mayúsculas vaya, aunque tuvo la mala fortuna de cruzarse con el patrioterismo bobalicón de Forrest Gump en el reparto de los Oscar.

He recordado una escena en la que Tim Robbins, creo que organizando el contenido de unas cajas que han recibido, llenas de libros para una biblioteca que ha luchado por montar en la cárcel, encuentra unos discos. Escoge uno y lo pone en el tocadiscos. Empiezan a cantar unas voces celestiales. Es Mozart. Entonces cierra la puerta con el pestillo, conectando a su vez la megafonía de todo el recinto penitenciario. Sabe que eso le costará un severo castigo, pero también sabe que los hombres que están ahí presos, hace años que no escuchan ningún tipo de música. Pone el volumen al máximo y empieza a sonar esto…



Se trata de un fragmento de la ópera Le Nozze di Figaro, de Mozart, interpretado aquí por Kiri Te Kanawa e Ileana Kotrubas. También podéis verlo en su versión cinematográfica aquí.

domingo, 13 de mayo de 2007

El primer concierto

Lo vi desde la terraza de casa de un amigo. Unos días antes me había invitado a cenar. Se lo dije a mi madre, que llamó a la suya y se pusieron de acuerdo. Se conocían del colegio y mantenían una relación cordial. Además, nosotros dos éramos buenos amigos y alguna tarde había ido a su casa a jugar con sus videojuegos philips, igual que él a la mía con el spectrum. Me había dicho que eran muy buenos, que se lo había dicho su hermano. Yo los conocía de escucharlos por la radio. Me gustaban, pero es que su hermano –que tenía tres o cuatro años más- decía que eran buenos. Evidentemente eso tenía mucho más valor.

Imagino que sería viernes o sábado, porque mis padres no pusieron ninguna pega por la hora de acostarse. Después de cenar fuimos a la terraza, a asomarnos por la barandilla. Allí estaba su hermano con unos amigos, que yo conocía de vista, y unas chicas que no había visto hasta entonces. Desde ahí se podía ver sin problemas el interior del estadio de fútbol del Sant Andreu, el equipo del barrio. Pero esa noche no habría ningún partido. Esa noche había un concierto de The Police y el hermano mayor de mi amigo decía que eran muy buenos. Además, a mí me gustaban.

Recuerdo que lo pasé en grande, que tarareé las canciones que conocía y que bebí cerveza a escondidas de sus padres, que estaban dentro de casa intentando aislarse del “ruido infernal” en palabras de su padre. También recuerdo que el cantante –que por aquél entonces, para mí todavía no se llamaba Sting- se quedó afónico hacia el final de concierto. Que el público le cantó a coro el cumpleaños feliz y que cuando terminó, mi padre me vino a buscar con el coche.

No negaré que me hubiera gustado ir al concierto que The Police dará este año en Barcelona. Pero los precios me han disuadido. Me apetece, pero no tanto. Sin embargo me ha hecho recordar ese día. No es que lo tuviera encerrado en el olvido, es sólo que lo he recuperado con más intensidad.

Es casi seguro que no sonarán como en esos años, que no pasan en balde. El concierto de Barcelona fue en el 83, y fue un buen concierto, pero no tan bueno como el que se grabó un par de años antes, en Melbourne en el 81. Se tiene por el mejor concierto grabado de The Police y no seré yo quien lo discuta. No lo busquéis en las grandes superficies. Os dejo una muestra para que la disfrutéis. Merece la pena.

(sugerencia de consumo)
desde Melbourne The Police con Can't Stand Losing You

viernes, 11 de mayo de 2007

La sangre altera

En la esquina opuesta a la cafetería donde suelo desayunar hay una floristería. Junto a la puerta de entrada tienen algunos arreglos florales, expuestos sobre unas mesillas de hierro forjado. El suelo es un tapiz multicolor de pétalos de toda clase de flores. A menudo, un camino de pétalos sale de la floristería y recorre algunos metros hasta algún portal, o un restaurante, o quizás alguna tienda, delatando a quien ha recibido flores ese día.

Esta mañana, al pasar por delante, una repentina ráfaga de viento se ha arremolinado junto a la floristería, levantando pétalos de todos los colores, que han empezado a girar y bailar sobre mi cabeza. Instantes después, el viento se ha calmado y una suave lluvia multicolor a caído sobre la calle.

He bajado la mirada y frente a mí, rodeada de pétalos, había una chica aparecida como por arte de magia. Se me ha quedado mirando. Tenía los ojos enrojecidos de llorar y una lágrima corría por su mejilla.

–Qué bonito –he atinado a decir.
–¿Bonito? Y una mierda bonito –me ha censurado con voz chillona-. Estoy hasta los ovarios de la puta primavera, del jodido polen que no hace más que irritarme los ojos y de no saber qué ponerme.

Ha interrumpido su perorata para limpiarse los mocos con el reverso de la manga. Después se ha puesto a buscar en su enorme bolso bandolera, del que ha sacado un rollo de papel higiénico. Ha arrancado un pedazo y se ha sonado sonoramente las narices –valga la redundancia- ante mis narices.

–Qué bonito dice… el jodido jipi este… la madre que lo… –ha seguido refunfuñando mientras pasaba por delante de mí y se perdía en la primera esquina.

Incapaz de articular palabra, al perderla de vista, he cerrado la boca y he continuado hacia la cafetería.

jueves, 10 de mayo de 2007

Onírico

Unos pasos a los pies de la cama me arrancan de mi profundo sueño. No sería tan profundo –pienso- pues son apenas audibles. Pienso que hay alguien en mi casa y me quedo inmóvil, escuchando con atención y sin apenas respirar. No son los pasos regulares y templados de quien camina seguro de saber adonde va. Son más bien un repiqueteo irregular, un goteo intermitente en una cubeta de latón que cruza frenético rozando los faldones de las sábanas. Corre hacia un lado, regresa y se entrelaza corriendo en todas las direcciones. Pasitos de pies pequeños en nerviosa carrera.

Decido que son ratas y eso me tranquiliza. Parece estúpido y quizás lo sea, pero tras ese pensamiento percibo con nitidez cómo se destensan los músculos, se relaja la espalda. Veo en la palma de mi mano –o quizás sólo lo siento- las marcas de mis uñas hincadas en la carne. Ahora mi único temor es que no suban a mi cama. No me importa demasiado que correteen por debajo, pero que no salten sobre mí, por favor, que no salten sobre mí. Intento recordar si anoche cerré la puerta de la terraza. Pensar que sí lo hice me intranquiliza. Prefiero creer que la dejé abierta, pues saber que las ratas han entrado vete a saber tú por dónde es aterrador. Veo una viñeta en movimiento donde las ratas se agolpan en un hueco oscuro. Atraídas por una luz empiezan a saltar unas sobre otras y pasan a través de un pequeño agujero que no es más que una caja de conexiones mal cerrada. Van pasando docenas de ratas por ese agujero junto al techo, cayendo pesadamente al suelo de mi casa. Quiero borrar esa imagen de mi mente. Intento cambiarla por la puerta abierta de mi terraza, pero no lo consigo.

Algo cae sobre mi cama. Un golpe sordo y blando plof, al que sigue otro, y otro más plof. Son las ratas. No están cayendo al suelo. Desde ese agujero junto al techo se están precipitando sobre mi cama plof plof plof. Algo pasa por encima de mi cuerpo tumbado bajo las sábanas, algo pesado, algo…

Me incorporo de golpe, encogiendo las piernas hacia mi cuerpo y con un grito que asoma en mi garganta, aunque consigo tragarlo a tiempo. Estoy bañado en sudor. Mechones de pelo se me pegan a la nuca y a la cara. Siento la fría dureza de la pared en mi espalda, en cada una de las vértebras que la articulan. Jadeo sonoramente, aterrorizado. Está oscuro, muy oscuro. Voy a alargar el brazo hacia la mesilla de noche para encender la luz, pero dudo a medio camino. Temo encontrarla llena de ratas. La adrenalina corre desbordada por mis venas. La siento correr. Recuerdo alguna vez que me han anestesiado y la sensación inicial es la misma, es algo que se hace con el control de tu cuerpo a gran velocidad. Procuro serenarme. Ha sido una pesadilla, sólo eso, una mala pesadilla. Respiro hondo. Empiezo a creerme, pero pese a todo, antes de acercar la mano le doy una patada a la mesilla. Después enciendo la luz.

Igual que un disparo, un golpe de un matasellos en mi corteza cerebral me muestra Casa tomada de Cortázar. Pienso en la explicación freudiana que más tarde le dio a ese relato, que fue fruto de una pesadilla. Se limitó a relatar con maestría esa pesadilla, que no es poco. Recuerdo la relación que estableció entre algo que lo empujaba fuera de su casa y la situación política que estaba viviendo en la Argentina. Pienso en el posible paralelismo que pueda tener mi pesadilla con algo que me inquiete. ¿Tiene que ver con mi apartamento? Quedan todavía muchas cosas por hacer en mi casa. Está en permanente reforma, aunque va siendo habitable. Tampoco hace tanto que parecía vivir en permanente mudanza. Aunque quizás no tenga que ver con nada de esto. Quizás la relación causa efecto sea más compleja.

Salto de la cama directo hacia el ordenador. Me pongo a escribir con las imágenes todavía calientes, con el miedo mezclado en mi sangre. Debo auto psicoanalizarme –pienso.

¿Dónde guardé los hongos?


(sugerencia de consumo)
la onírica Otto e Mezzo de Fellini... y Nino Rota

lunes, 7 de mayo de 2007

Tiempos verbales

Se puede agrupar a la gente por tiempos verbales. Unos viven en presente de indicativo, algunos en futuro, otros en pretérito imperfecto. Lo mío es un permanente si condicional.


(sugerencia de consumo)
Canto, el mismo dolor de Búnbury, porque a veces duele.

Solo y observado

El domingo por la mañana –fue al mediodía, mentiroso- tuve un arrebato de saludable conciencia y decidí coger la bici. A la pereza habitual que representa cogerla, hay que añadir que vivo en un cuarto piso sin ascensor y que el penoso descenso por una escalera estrecha sólo es superado por el posterior ascenso, con el agravante del cansancio en las piernas.

Además, en mi barrio no existe el llano. O subes o bajas. La zona por la que me suelo mover es una colina salpicada de casitas con jardines, parques ahora floreados y, en la parte alta, un bosque de pinos trenzado de caminos de tierra. Me gusta subir, porque la bajada a tumba abierta –algún día tendré un susto- me descarga las piernas y desata la adrenalina.

El día era soleado, muy agradable. Empecé a subir hacia la pineda y me bastaron cinco minutos de pedaleo –plato medio, piñón grande- para darme cuenta que soy como Induráin en primavera. El maldito polen decidió sabotearme la ascensión y tuve que parar, sin poder respirar apenas, los ojos llorosos y moqueando como si tuviera una manguera enchufada en mis narices. Vaya, que tuve que regresar a casa y optar por un paseo a pie.

Viendo como estaban las pastelerías, llegué a creer que ayer regalaban los pasteles. Estaba a punto de ponerme al final de alguna de las larguísimas colas, pues una caña de trufa me la hubiese comido, cuando recordé que no, que era debido al día de la madre, que por suerte no hay más que una. Así que seguí mi paseo. Me paré un par de veces a tomar una caña y a preguntar el resultado del partido del día anterior, que ya conocía, para poder charlar de algo. La pregunta es infalible. Genera debate, aunque suele ocurrir que abandono el bar cuando la discusión entre la parroquia todavía no ha alcanzado el clímax.

El día invitaba a ocupar la calle y las terrazas de los bares. Así fue hasta las dos y media, más o menos, que la gente empezó a abandonar el espacio público para dirigirse a casa de sus madres respectivas. Yo anduve un buen rato más, hasta llegar a las vías del tren, un espacio abandonado entre descampados, obras y gatos. Me llamó la atención algo que me pareció extraño. Un patio en el que dos gatos se paseaban tranquilamente sin que las palomas que lo ocupaban parecieran sentirse amenazadas. Me acerqué y pude ver que cojeaban. Uno de una pata delantera; el otro arrastraba una pata trasera. Ambos esqueléticos. Las palomas se limitaban a moverse, evitando quedarse a menos de un metro de los felinos lisiados.

Después regresé a casa, caminando por calles desérticas. A esa hora, lo único que identificaba el día como familiar, era la cantidad de coches mal aparcados que me crucé por el camino.

Ya en casa me puse a escribir, pero no lo consideré publicable. Dudo si es peor estar rodeado de gente y sentirse solo que estar solo y sentirse observado.


(sugerencia de consumo)
El desierto de Lhasa de Sela, pese a que suena un poco mal...

viernes, 4 de mayo de 2007

El scat de Cortázar

Llevo bastantes días escribiendo, tirando a la papelera y reescribiendo sobre un tema que me apasiona, pero soy incapaz de darle un enfoque adecuado. Además, existe la desventaja –por decirlo de algún modo- de ser algo sobre lo que ya se han escrito miles de páginas. Así que poco puedo aportar al respecto. Pero, pese a todo esto, pese a distar mucho de considerarme un crítico literario, pese a (no) saber la ingente cantidad de jazz que ignoro, sigo empeñado.

Me refiero a la estrecha relación que existe entre la escritura de Cortázar y el jazz. Nada más que eso. Y nada menos que eso. Es por eso que seré breve y me centraré en un detalle, pues quien mucho abarca poco aprieta.

No me refiero a los relatos en los que habló de jazz, sino más bien a sus fraseos que sonaban a jazz, a su forma de escribir igual que si de una partitura de Charlie Parker se tratara. Su prosa que, en ocasiones, parece improvisada. Sus múltiples variaciones sobre un mismo tema. La deconstrucción de estructuras narrativas, igual que hicieran Miles Davis o John Coltrane cuando alumbraron el cool. Las improvisaciones, las idas y vueltas, sobre un eje narrativo/melódico. Pero sobretodo, su homenaje –qué si no- a su admirado Satchmo y a la extraordinaria voz de Ella Fitzgerald como los grandes maestros de eso que se llamó scat singing.

El scat fue una forma de cantar popularizada sobretodo por la Fitzgerald. Se trata de una improvisación vocal en la que se usan palabras sin sentido, sílabas encadenadas con total libertad y onomatopeyas, convirtiendo la voz en un instrumento más. Seguro que lo habéis visto y oído en más de una ocasión. De todos modos, para refrescaros la memoria, aquí os dejo un vídeo de Ella Fitzgerald en una extraordinaria sesión de scat singing.



Y a continuación os dejo el capítulo 68 de Rayuela, que vendría a ser la interpretación que Cortázar hizo del scat. O por lo menos eso me parece a mí.

"Apenas él le amalaba el noema, a ella se le agolpaba el clémiso y caían en hidromurias, en salvajes ambonios, en sústalos exasperantes. Cada vez que él procuraba relamar las incopelusas, se enredaba en un grimado quejumbroso y tenía que envulsionarse de cara al nóvalo, sintiendo poco a poco cómo las arnillas se espejunaban, se iban apoltronando, reduplimiendo, hasta quedar tendido como el trimalciato de ergomanina al que se le han dejado caer una fírulas de cariaconcia. Y sin embargo era apenas el principio, porque en un momento dado ella se tordulaba los hurgalios, consintiendo en que él aproximara suavemente sus orefelunios. Apenas se entreplumaban, algo como un ulucordio los encrestoriaba, los extrayustaba y paramovía, de pronto era el clinón, la esterfurosa convulcante de las mátricas, la jadehollante embocapluvia del orgumio, los esproemios del merpasmo en una sobrehumítica agopausa. ¡Evohé! ¡Evohé! Volposados en la cresta del murelio, se sentían balparamar, perlinos y márulos. Temblaba el troe, se vencían las marioplumas, y todo se resolviraba en un profundo pínice, en niolamas de argutendidas gasas, en carinias casi crueles que los ordopenaban hasta el límite de las gunfias".

Utopia

Sen dubi te la sensencajxo plu granda ol skribo.

(sugesti konsum)
sona La lutko estas perdita de Le Punk

jueves, 3 de mayo de 2007

Más rápido

Leo en la prensa que Madrid es una ciudad estresada. Según un estudio, es la tercera ciudad del mundo en la que más rápido se anda, sólo por detrás de Singapur y Copenhague. Me ha sorprendido no ver a Barcelona entre estas tres primeras, pero después he pensado que yo debo bajar la media.

Lo que no aclara el estudio es si estas personas que corren tanto, saben hacia dónde van.

(sugerencia de consumo)
suena Crosstown Traffic de Jimi Hendrix, qué grande.

miércoles, 2 de mayo de 2007

El Roto (II)

El Roto



Viñeta de El Roto.

martes, 1 de mayo de 2007

Dejarlo pasar

Cierra dando un portazo. Demasiado fuerte, piensa mientras se precipita
escaleras abajo, saltando los escalones de dos en dos y agarrándose a la
barandilla en cada giro para no darse de bruces contra la pared.
Mentalmente va repasando todas las actividades del día y las posibles
excusas que dar, maldita sea llego tarde otra vez. Sale a la calle. Un sol
deslumbrante le da la bienvenida al día. No lleva las gafas de sol, pero no
hay tiempo para subir a por ellas. Empieza a caminar pegado a las
paredes de los edificios, a la sombra de los balcones, con la cabeza
gacha y mirando al suelo mientras sus pupilas se adaptan a la luz.

El viejo ascensor tarda una eternidad para subir al último piso. Se empieza a
impacientar y de forma inconsciente un nervioso taconeo se apodera de su
pie derecho, mientras con sus largas uñas tamborilea un trote de caballería
contra el cristal de la puerta del ascensor. Mientras desciende lentamente,
aprovecha para pintarse los labios frente al espejo. Se detiene, maldita sea,
en el segundo piso. Se abren las puertas interiores. Se oyen voces al otro
lado pero nadie sube. Vuelven a cerrarse las puertas, menos mal, y sigue su
trayecto hasta la planta baja mientras se moldea las pestañas.

..........Camina con paso acelerado, adelantando a los paseantes y señoras
..........con carrito de la compra. Esquivando a los distraídos que vienen en
..........sentido contrario, que lo observan con desdén. Observa por el rabillo
..........del ojo la calzada por si asoma un taxi. En caso de no pasar ninguno,
..........tomará el metro aún sabiendo que llegará muy tarde. Pero no se
..........puede permitir esperar.

Su taconeo acelerado suena sobre las baldosas de la acera..........
tac tac tacatac tac tac tac, provocando que muchos cuellos..........
se giren a su paso. Miradas femeninas de envidia por su leve..........
vestido blanco que acentúa su hermosa figura se entrelazan..........
con miradas masculinas de deseo. Después esas miradas se..........
encuentran y se transforman en reproche y disculpa...........

Ve acercarse una atractiva figura vestida de blanco.

Ve enfrente suyo a un chico enfundado en vaqueros y camiseta.

Madre mía, piensa, qué preciosidad. Y un
hormigueo le indica un sensible
trasvase de sangre hacia la entrepierna.


Dios, qué tío más bueno, se exclama. Intenta
aguantar su mirada, pero a su paso baja
las pestañas y mira al suelo.


Deja que pase a su lado, repasándola de arriba abajo..........
con su mirada. Ralentiza el paso y fija sus ojos hacia el..........
final de su espalda, hacia esas nalgas que se dibujan bajo..........
la tela de su vestido blanco, hacia esas hermosas piernas..........
erguidas sobre unos zapatos de tacón alto. Aleja sus..........
pensamientos lúbricos con un profundo suspiro. Ve pasar..........
un taxi libre y maldice su distracción. Sigue a paso acelerado..........
hacia el metro...........

..........Disminuye el ritmo de sus pasos y acentúa el contoneo de sus
..........caderas. No se decide a mirar hacia atrás. Finalmente simula
..........detenerse ante un escaparate y ve al chico alejarse entre la gente.
..........Triángulo invertido de anchas espaldas y buen culo, piensa. Vuelve
..........a mirar al escaparate, recuerda su cita, masculla algún improperio
..........y sigue su camino a buen ritmo.

Bajando las escaleras hacia las taquillas del metro duda. Afloja el ritmo de
sus pasos, se detiene. Amaga dar media vuelta, se maldice por no
haberle dicho nada a esa chica y continúa bajando mientras se lamenta
por las prisas de siempre, por no permitirse ni un momento para conocer
a gente nueva. Se enfada consigo mismo por dejarla pasar.


Llega acalorada al lugar de su cita, pero todavía no ha llegado nadie. Es
la
primera en llegar, como siempre demasiado puntual. Lamenta haber
ido tan
deprisa. Lamenta no haber sonreído a ese chico. Quizás habría
sido suficiente
con eso. Pero no, ella tuvo que bajar la mirada con los
labios apretados.


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