Romper los lazos
En el orden de las obligaciones, del trabajo, me hace bien estar sometido a ganar un sueldo (jamás decir, ni por distracción: "ganarme la vida"); la fatiga de ese trabajo impersonal lanza con más ganas a las lecturas, a un concierto, a una persecución ardiente.
Lo que verdaderamente me frustra (hombre pequeño, honguito temeroso) es el trabajo del amor, de los cariños, de los lazos con mi gente. No pierdo libertad porque trabajo, sino porque trabajo para conservar el círculo, la family reunion, el goce de las amistades. No sé romper los lazos; lo que es peor, veo claramente que debería romperlos (o tener por lo menos la seguridad de que puedo hacerlo esta noche o la semana que viene); atisbo en mí la semilla de los que deben estar solos para dar algo, pero continúo en Buenos Aires, rodeado de gentes que me quieren bien —con lo que eso, cuando el cariño no lo ha elegido uno, significa...
El diario de Andrés Fava
Julio Cortázar (1950)
5 comentarios:
No me asuste don Arrebatos, que esto puede interpretarse de muy diferentes maneras.
Don Gregorio, de hoy en adelante me haré llamar "honguito temeroso".
Me asombra su capacidad pedagógica resolviendo las dudas de sus admiradores...
No sólo resulta que soy una musa infame, sino que además, le regalo libros que le dan ideas perversas...
habrase visto!?
¡A mi no me deis estos sustos que os pongo de rodillas con los brazos en cruz durante un mes!
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