viernes, 9 de junio de 2006

Insólito

Desde que entra en mi campo de visión hasta que desaparece de él siempre recorre el mismo camino. Siempre el mismo andar pausado del que no viene de ninguna parte y se dirige a ningún lado, donde nadie le espera. Con la espalda apoyada en la pared, fumando, observo cómo avanza por la acera de enfrente. La gente se aparta a su paso como espigas en un campo de trigo mientras lo mira de soslayo con curiosidad. Un pantalón de hilo cubre sus delgadas piernas hasta el tobillo, que articula un huesudo pie calzado con sandalias de tiras de piel gastada. Su atuendo se completa con una camisa demasiado grande para su cuerpo y en la cabeza un chullo de lana con geometrías tejidas en colores blanco, negro y ocres, como si recién llegara de un altiplano andino a la gran ciudad. Lo singular es que esta ciudad dista mucho de los Andes, océano mediante.

Su actitud indiferente a la gente y a cuanto le rodea cambia radicalmente cuando cruza frente a un escaparate. Pero no uno cualquiera. Se trata de una tienda cara, con exposición de objetos de decoración exóticos. Entonces se detiene y, mirando algún objeto expuesto, inclina hacia delante la cabeza, sujetándose el chullo con la mano como quien se descubre la cabeza para saludar. Avanza unos pocos pasos, vuelve a detenerse y repite el ritual. Sigue avanzando un poco más, se detiene de nuevo y esta vez inclina todo el tronco hacia el escaparate en actitud reverente, varias veces, mientras retrocede lentamente de espaldas. Finalmente se arrodilla en el suelo y permanece con el cuerpo encogido unos segundos. Se levanta, vuelve a hacer una reverencia y sigue su pausado camino.

Y así cada tarde.

Movido por la curiosidad, cruzo la calle para mirar el escaparate. Está lleno de pequeñas tallas de dioses hindúes en madera pintada o piedra, coloridos mandalas y una enorme figura de Buda tallada en piedra grisácea, de pie, que trasmite una sosegada alegría. Pienso que he estado observando, prestando atención, pero no he llegado a entender. En sánscrito, Buddha significa precisamente observar, prestar atención y entender. Resume en una palabra todo el proceso necesario para alcanzar el conocimiento. Pero yo no he entendido. Algo se escapa en este cúmulo de insólitas intrusiones. No me resigno a creer que este personaje sencillamente esté loco.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Pienso que hay ideas que tienen la misma frecuencia, océano mediante...
alguna vez, una observación similar me provocó una avalancha de preguntas, muchas de las cuales aún no he logrado responder.

http://buenaventuras.bitacoras.com/archivos/2006/04/05/ese
(por si te interesa, he ahí la descripción de aquella observación)

Pienso también que existen personas que nacen con una capacidad especial... no sé... o la han aprendido: "ver con los ojos", como vos, por ejemplo; y que ese es el primer paso hacia la comprensión. No sé cuánto dista un paso del siguiente; pero quizá ciertamente existan esas famosas botas de 4 leguas, aunque no sirvan mucho en el caso de que la distancia sea solamente el espacio entre un escaparate y el otro lado de la calle.

Leer este texto al empezar la mañana ha sido... una manera de contrentarme en vivir, hoy. Se te agradece.

David dijo...

Estoy convencido que los verdaderos locos somos aquellos que no tenemos la capacidad real de observar y aprehender la realidad tal y como es, tal y como se nos muestra.
De hecho ciertos individuos tienden a usar y abusar del maquillaje vital para no afrontar la realidad tal y como es, en esencia. Es por ello que a veces, observando determinados comportamientos, podemos llegar a entender el "perquè de tot plegat" tal y como debería de ser.
Coincido plenamente contigo, deberiamos mirar más con los ojos, seguro que nos daríamos cuenta de la infinidad de cosas que nos llegamos a perder en este tránsito que es la vida...

Chusky or Gus dijo...

Gus: Dicen que una imagen, vale más que mil palabras y una palabra del que solo observa, más que del que nunca calla.

Chusky: Lógico, para una vez que habla, tendremos que escuchar lo que dice!

Gus: mmmmmmmm