Bolaño y el arte de escribir cuentos
1. Nunca abordes los cuentos de uno en uno, honestamente, uno puede estar escribiendo el mismo cuento hasta el día de su muerte.
2. Lo mejor es escribir los cuentos de tres en tres, o de cinco en cinco. Si te ves con energía suficiente, escríbelos de nueve en nueve o de quince en quince.
3. Cuidado: la tentación de escribirlos de dos en dos es tan peligrosa como dedicarse a escribirlos de uno en uno, pero lleva en su interior el mismo juego sucio y pegajoso de los espejos amantes.
4. Hay que leer a Quiroga, a Felisberto Hernández y hay que leer a Borges. Hay que leer a Rulfo, a Monterroso, a García Márquez. Un cuentista que tenga un poco de aprecio por su obra no leerá jamás a Cela ni a Umbral. Sí que leerá a Cortázar y a Bioy Casares, pero en modo alguno a Cela y a Umbral.
5. Lo repito una vez más por si no ha quedado claro: a Cela y a Umbral, ni en pintura.
6. Un cuentista debe ser valiente. Es triste reconocerlo, pero es así.
7. Los cuentistas suelen jactarse de haber leído a Petrus Borel. De hecho, es notorio que muchos cuentistas intentan imitar a Petrus Borel. Gran error: ¡Deberían imitar a Petrus Borel en el vestir! ¡Pero la verdad es que de Petrus Borel apenas saben nada! ¡Ni de Gautíer, ni de Nerval!
8. Bueno: lleguemos a un acuerdo. Lean a Petrus Borel, vístanse como Petrus Borel, pero lean también a Jules Renard y a Marcel Schwob, sobre todo lean a Marcel Schwob y de éste pasen a Alfonso Reyes y de ahí a Borges.
9. La verdad es que con Edgar Allan Poe todos tendríamos de sobra.
10. Piensen en el punto número nueve. Uno debe pensar en el nueve. De ser posible: de rodillas.
11. Libros y autores altamente recomendables: De lo Sublime del Seudo Longino; los sonetos del desdichado y valiente Philip Sidney, cuya biografía escribió Lord Brooke; La antología de Spoon River de Edgar Lee Masters; Suicidios ejemplares de Vila Matas.
12. Lean estos libros y lean también a Chéjov y a Raymond Carver, uno de los dos es el mejor cuentista que ha dado este siglo.
He recordado esta lista mientras mastico La colmena, de don Camilo, con temor a ser contagiado por su tediosa narrativa.
2. Lo mejor es escribir los cuentos de tres en tres, o de cinco en cinco. Si te ves con energía suficiente, escríbelos de nueve en nueve o de quince en quince.
3. Cuidado: la tentación de escribirlos de dos en dos es tan peligrosa como dedicarse a escribirlos de uno en uno, pero lleva en su interior el mismo juego sucio y pegajoso de los espejos amantes.
4. Hay que leer a Quiroga, a Felisberto Hernández y hay que leer a Borges. Hay que leer a Rulfo, a Monterroso, a García Márquez. Un cuentista que tenga un poco de aprecio por su obra no leerá jamás a Cela ni a Umbral. Sí que leerá a Cortázar y a Bioy Casares, pero en modo alguno a Cela y a Umbral.
5. Lo repito una vez más por si no ha quedado claro: a Cela y a Umbral, ni en pintura.
6. Un cuentista debe ser valiente. Es triste reconocerlo, pero es así.
7. Los cuentistas suelen jactarse de haber leído a Petrus Borel. De hecho, es notorio que muchos cuentistas intentan imitar a Petrus Borel. Gran error: ¡Deberían imitar a Petrus Borel en el vestir! ¡Pero la verdad es que de Petrus Borel apenas saben nada! ¡Ni de Gautíer, ni de Nerval!
8. Bueno: lleguemos a un acuerdo. Lean a Petrus Borel, vístanse como Petrus Borel, pero lean también a Jules Renard y a Marcel Schwob, sobre todo lean a Marcel Schwob y de éste pasen a Alfonso Reyes y de ahí a Borges.
9. La verdad es que con Edgar Allan Poe todos tendríamos de sobra.
10. Piensen en el punto número nueve. Uno debe pensar en el nueve. De ser posible: de rodillas.
11. Libros y autores altamente recomendables: De lo Sublime del Seudo Longino; los sonetos del desdichado y valiente Philip Sidney, cuya biografía escribió Lord Brooke; La antología de Spoon River de Edgar Lee Masters; Suicidios ejemplares de Vila Matas.
12. Lean estos libros y lean también a Chéjov y a Raymond Carver, uno de los dos es el mejor cuentista que ha dado este siglo.
He recordado esta lista mientras mastico La colmena, de don Camilo, con temor a ser contagiado por su tediosa narrativa.
16 comentarios:
El punto 4 es la clave.
Saludos.
Sin duda isa, el 4 y también el 9. Borges, Cortázar, Rulfo... Y Poe. Pero sobretodo jamás leer a Umbral y a Cela, que es precisamente a quien estoy leyendo para poder decir que no hay que leer a Cela.
Un saludo.
Me temo que yo soy más generoso con Cela y con Umbral. Y conociendo a Bolaño no me sorprendería que esta lista fuera en realidad uno de sus mejores cuentos.
Parece que Bolaño no es santo de su devoción, don Gregorio.
A mí Cela siempre me ha parecido el vecino pesado de tercero primera: habla mucho pero no tiene nada que contar.
Me Corrijo.
Cela no tiene nada que contar, salvo en "La familia de Pascual Duarte".
Hoy lo he comprobado una vez más.
Ni círculos ni líneas quebradas. Andando en espiral.
Es curioso como uno llega a los lugares más sorprendentes por los caminos más sorprendentes.
De la lápida de Groucho (imágenes Google) a los arrebatos -controlados- de Arrebatos.
Tranquilo rincón en el que tomar aire y el aire después del atasco. Me gusta. Volveré, mira.
Y tomo nota: Umbral y Cela en cuarentena. Siempre lo había sospechado. Y es reconfortante que alguien que vé el mismo cielo (bonitas fotografías de BCN) vea las cosas de forma parecida.
A sus pies, Arrebatos.
Bienvenido joan, por muchas vueltas que haya tenido que dar. Nunca imaginé que me encontraran al otro lado de una tumba.
A reveure.
Arrebatos,
concuerdo con el punto 4 siempre y cuando se refiera a cuentos como indica Bolaño, que a Cela merece la pena leerlo.
Saludos
No sé quién dijo que sobre gustos no hay disputas ¡qué ingenuo!
A mí Cela me aburre. En cierta ocasión, poco después de su muerte, leí a un editor que comentaba lo difícil que era "colocar" sus traducciones, pues toda la gracia de Cela está en su uso del lenguaje, pero que no sabía usarlo para contar historias. No puedo estar más de acuerdo con él.
joder, que casualidades! Resulta que entro al blog de la Lola, y veo tu comentario, y entro en tu blog, y te pareces un montón a un amigo barcelonés, no eres, pero lo hubiera jurado. Por cierto, lo de las claes particulares de cocina suena a fantasmada.
En fin, encantada. Si no le importa le visitaré de vez en cuando.
clasess
narvala: Me gusta mucho comer bien, pero mis recursos no me permiten hacerlo cada día en buenos restaurantes ¿Solución? Aprender a cocinar. Y qué quieres que te diga, no se me da mal.
Pásate las veces que gustes. Un saludo.
Arrebatos,
Veo que también tocas la tecla cocina. También me interesa.
Para empezar, ¿tienes alguna versión tuya de la tortilla de bacalao?
Después de dar muchas vueltas por ahí (feina i oci), me quedo con la que hacen en "Ipartxoco" (c/ Mozart, en Gracia-BCN), cerquita de la Plaça del Rellotge.
Hasta que cambien el cocinero.
En eso del buen comer, yo soy más "de platos" que de Restaurantes. El recuerdo/juicio lo tengo no para el Restaurante en sí, sino para tal o cual plato. Ya sabes, el noseque de tal, el nosecuantos de cual. Es lo que hace movilizarme. Y a veces, curiosamente, por espléndidos platos en restaurantes muy normalitos.
Me has recordado que, cuando comencé este blog, una de las ideas que me rondaban la cabeza era la de comentar y puntuar distintos bares y restaurantes. Al final todo quedó en agua de borrajas, pero quien sabe...
Excelentes platos de bacalao los hacen (o hacían, pues hace años que no voy) en la Iaia Amèlia, en calle Cerdeña entre Industria y Córcega. Eso sí, pica un poco... La tortilla de bacalao no suelo "usarla" (y eso que del bacalao me como hasta la raspa) pero la de "xanguet", sin duda, la de mi madre. :-)
pues para cuentistas culinarios Montalbán, no??
Celia, yo de mayor quiero ser Néstor Luján.
Aunque Pla también disfrutaba lo suyo comiendo para contarlo después.
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