Formatos
Fui uno de esos que compraba de forma compulsiva discos de vinilo, los LP de toda la vida, y lo primero que hacía al llegar a casa era grabarlos en una cinta de cromo, para poder escucharlos en el walkman. Allá por el año 97 descubrí el mp3, y con ello constaté que no era tanto una cuestión de formato como una manera de ser. Es decir, que comencé a pasar todos mis discos de vinilo a ese nuevo formato.
Desde hacía años, en un cajón junto al equipo de música tenía un cable para conectar una salida jack al amplificador. Confieso que no sé de dónde había salido ese cable, pero sí sé que había estado ahí “desde siempre” y que esa fue la primera vez que lo usé. Instalé un programa de edición de música, conecté el equipo de alta fidelidad –¿Se sigue usando esa expresión?– al ordenador y posé cuidadosamente la aguja al inicio de la joya de la corona: el “In Concert” de los Derek & the Dominos. Pasaron por ese mismo proceso el primero de Johnny Winter, el “Ssssh” de los Ten Years Alter, el “Surrealistic Pillow” de Jefferson Airplane, el “Blood on the Tracks” de Dylan y alguno más que ya no recuerdo.
De acuerdo que me lo pasé en grande. Editando y cortando las pistas (pues generaba dos archivos por disco, uno por cara), guardándolas en formato mp3 y etiquetándolas, pero ahora pienso lo útil que me hubiera sido en ese momento tener esta pequeña maravilla. Sí, un tocadiscos con conexión usb y entrada para iPod. El regreso del vinilo en plena revolución digital; parece una fusión de esas que se inventa Ferràn Adrià. Vaya, que yo quiero uno.
Desde hacía años, en un cajón junto al equipo de música tenía un cable para conectar una salida jack al amplificador. Confieso que no sé de dónde había salido ese cable, pero sí sé que había estado ahí “desde siempre” y que esa fue la primera vez que lo usé. Instalé un programa de edición de música, conecté el equipo de alta fidelidad –¿Se sigue usando esa expresión?– al ordenador y posé cuidadosamente la aguja al inicio de la joya de la corona: el “In Concert” de los Derek & the Dominos. Pasaron por ese mismo proceso el primero de Johnny Winter, el “Ssssh” de los Ten Years Alter, el “Surrealistic Pillow” de Jefferson Airplane, el “Blood on the Tracks” de Dylan y alguno más que ya no recuerdo.
De acuerdo que me lo pasé en grande. Editando y cortando las pistas (pues generaba dos archivos por disco, uno por cara), guardándolas en formato mp3 y etiquetándolas, pero ahora pienso lo útil que me hubiera sido en ese momento tener esta pequeña maravilla. Sí, un tocadiscos con conexión usb y entrada para iPod. El regreso del vinilo en plena revolución digital; parece una fusión de esas que se inventa Ferràn Adrià. Vaya, que yo quiero uno.
Tocadiscos usb con conexión iPod, de Numark
8 comentarios:
¿Es cierto que regresa el vinilo?
y quiere decir usted, sr. Arrebatos, que será capaz de hacerlo servir correctamente la primera vez, y que no destrozará ningún disco?
por si acaso, yo puedo dejarle uno de Mecano para que haga pruebas...
Pues creo que si se llaman "Alta Fidelidad", por que cuando te los comprabas te decían que eran "para toda la vida" y el tiempo les ha dado la razón.
Yo aún lo tengo. Digamos que lo heredé cuando me fuí casa. Me lleva siendo fiel desde hace casi 20 años!!!
Desde luego, es bonito...
Gregorio, el Vinilo nunca se fué!
joder...yo tambien quiero uno....todos mis vinilos...dentro mi ipod...
Don Gregorio, como dice Berto, el vinilo nunca se fué. Si acaso ha estado un tiempo agazapado esperando tiempos mejores. Y ahora que se vaticina la inexorable muerte del CD, quizás haya llegado el momento de salir de nuevo a la luz.
Celia, hace un tiempo apareció un amigo por casa con un lote de vinilos de nosedondecoño los había sacado. Me los dejó a mí porque "a mí me gustan estas cosas". Algunos son especialmente adecuados para este tipo de pruebas.
Berto, el mío era de alta fidelidad pero de gama baja. Y menos mal, porque lo compré en el 87 (el reproductor de CD en el 88) y todavía funciona. Lo único que no funciona (por desidia mía) es precisamente el giradiscos, que desde que me mudé (hace casi cuatro años) que tengo que cambiarle la correa de transmisión.
República, no te imaginas qué placer da escuchar en el iPod el crec-crec-crec de la aguja pasando por el surco. Y es que hay discos que no son lo mismo cuando suenan limpios de polvo y paja.
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