Ineficacia
"Nunca hubiéramos imaginado la magnitud del desastre por mucho que se supiera, y supiéramos, que la justicia era la asignatura pendiente de nuestra democracia. Doscientas setenta mil sentencias penales pendientes de ejecutar. ¡Penales!. De las civiles, no hablamos. Deben ser centenares de miles. Eso quiere decir, sencillamente, que estamos en el reino de la arbitrariedad, o de la impunidad. En cualquier caso, no en un Estado de Derecho. Un país sometido, solo nominalmente, al imperio de la ley. Pero, ¡qué escándalo es éste! !Qué vergüenza es ésta! ¿En qué higuera esta Zapatero? ¿En qué Babia ha vivido Aznar? ¿En qué luna de Valencia estaba Felipe González? ¿Cómo hemos pagado el sueldo a los ministros de Justicia, y a sus subsecretarios y secretarios de Estado? ¿Cómo han permanecido en sus puestos sin dimitir? ¿Cómo se han atrevido los miembros del Consejo del Poder Judicial a ocuparse de la política de este país, que ya tiene un Congreso y un Senado, y dejar que rodara una bola de esta magnitud sin inmutarse? Deberían irse a su casa esta misma tarde y pedir perdón a los ciudadanos. Pero ¿qué farsa es ésta? Doscientas setenta mil sentencias penales pendientes de ejecutar es un dato devastador, que ridiculiza a nuestro país y disuelve nuestras convicciones. Esto sí que es un fracaso, y no un fracaso sectorial. Afecta a la línea de flotación de nuestro sistema. Los malos datos del paro son un arañazo apenas. Cualesquiera otros problemas, por serios que sean, una fiebre pasajera. Pero esta cifra, doscientas setenta mil sentencias penales sin ejecutar, se clava como una cuchillada en el corazón mismo de nuestra democracia. El caso Mari Luz no fue un accidente. Fue la purulencia de un órgano putrefacto sobre el que hay que actuar de inmediato. Si nuestro país no ha perdido la cabeza, ha de parar motores porque hay fuego a bordo. Con este dato, la gestión de cuantos nos mandan y nos mandaron debe ser revisada. Se merecen un cero inapelable. Sólo Zapatero tiene la oportunidad de aprobar en segunda convocatoria. Y tiene la obligación moral y democrática de hacerlo."
Iñaki Gabilondo
Periodista
Y lo peor del caso es que no va a cambiar nada, porque no es que la administración de justicia esté colapsada, no. Es que todas las administraciones públicas son una sangría y un lastre para este país. Mientras que en una empresa privada se premia el ahorro y la productividad, en la pública sólo se valora el gasto. ¡Y pobre del que recorte presupuesto a una administración! Si después con ese dinero no se hace nada salvo malgastarlo, no pasa nada, no interesa a nadie. Sólo interesa cuando el titular es impactante. ¿Que el dato es escandaloso? Sin duda, pero de aquí a un año, cuando las sentencias pendientes de ejecución sumen trescientas cincuenta mil, ya no nos lo parecerá tanto.
8 comentarios:
Por lo que oigo, por lo que dicen, el principal problema de la justicia española no es su lentitud sino su dependencia de los poderes políticos. A ver si lo de Gabilondo va a ir por ahí. Eso de que la justicia es "un órgano putrefacto sobre el que hay que actuar de inmediato" me da mala espina.
No sé cual será el principal problema, pero te puedo comentar algunos de los problemas de la justicia, pues tengo una amiga abogada que con frecuencia debe ir a los juzgados. ¿Y qué se encuentra? Pues funcionarios que desayunan de 10 a 12. Funcionarias que aprovechan la jornada laboral para ir a la peluquería o al mercadona de la esquina. Jueces que desaparecen el jueves por la tarde (los viernes no queda ni uno, los juzgados están parados) y no regresan hasta el lunes a media mañana (para evitarse los atascos dicen) y así un largo etcétera.
De acuerdo que con frecuencia no tienen medios. Por ejemplo, se graban las vistas y se guardan en dvd, pero después no hay un solo lector de dvd en el juzgado. Claro que también, cuando se les han dado herramientas, muchos han sido los funcionarios que se han negado a usarlas "porque no saben cómo funciona". Lo que no dicen es que se desentienden de aprender las novedades.
¿Que habrá de todo? Seguramente, pero el cáncer que tenemos ahí dentro ya no es posible extirparlo.
Para empezar, se debería revisar muy a fondo el Código Penal, que ante todo, contempla "la reinserción del reo" (aunque con estas cifras que nos aporta Gabilondo, más bien parece que se salten este paso). Yo creo que el modelo de penas debería tener una verdadera base real, lógica y coherente, sin almidones ni falsos sentidos, más dura de paso ya nos vendría bien (me produce una gracia lastimosa ver por la televisión eso de "45976 años de cárcel", cuando la estancia máxima en prisión es de 20 años, susceptible a una reducción considerable si no hay agravantes de por medio, como suele ser en la mayoría de los casos, donde "una buena conducta" (que vete tú a saber qué es, ¿limpiar los retretes penitenciarios?) y el "sin antecedentes" son tan recurrentes).
De paso, podrían informar a la población, y la población podría sentir las ganas de ser informada y preocuparse verdaderamente del asunto.
Y ya que nos ponemos, deberíamos recargar las pilas del motor que hace que el engranaje "españolito" de la justicia se mueva: los funcionarios (ay si tuvieran el ímpetu y las ganas de mi peluquera, o de una cajera en Navidades... otro gallo cantaría, desde luego).
Pero ya se sabe, nihilismos varios, patatín, patatán, y la casa por barrer.
Jobar, tía, tu discurso me ha llenado de fervor cívico. Y eso que soy funcionario yo mismo.
Desde que le quitaron la exclusividad del furbol está este hombre que no caga. Luego nuestros analistas ya se van haciendo una idea ya, de donde tendrá la espinita clavada.
Lo mismo luego les publico por aquí un post donde decía que yo soy de la opinión de cerrar el Ministerio de Justicia porque en Éste País (antes España), las leyes se aplican o no segun le pete al mandatario de turno y con el caso del De Juana Chaos lo vimos unas cuantas veces, vaya, cada vez que cambiaban de opinión según fueran o fuesen las conversaciones de paz ésas que se traían con, se entiende que, el enemigo.
En cualquier caso yo tampoco sé en qué higuera de Babia a la luz de la luna (la de Valencia no, porque ésa expresión tiene más que ver con el escaso poder monetario que con estar en la inmopia) está el tío Gabilondo para enterarse ahora del asunto.
¿Su fino olfato periodístico no le hizo sospechar ná cuando nombraron al tío Bermejo jefe de los ropones?.
Jua, jua, jua. El Gabilondo se acaba del caer del guindo.
Ahora que si espera que alguien dimita más que optimista, éste tío tiene que ser un iluso de tomo y lomo.
Yo es que lo flippo cuando se pregunta que cómo se han atrevido los miembros del Consejo del Poder Judicial a ocuparse de la política de Éste País, jua, jua, jua. Pues porque son nombrados por los políticos hombre.
No, si ya vimos a la Presidenta (de facto) del Gobierno (el Z nunca está cuando hay que dar la cara) regañar a la del Tribunal Constitucional en lo alto de la tarima de autoridades el día del desfile, puede que para que lo viéramos todos.
Y luego, unas semanitas después lo que vimos fue al Constitucional oponerse al Supremo cuando éste dijo que había que tener recogidos a los albertos ésos
puede que en un talego.
No te digo más Nicolás.
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Y yo que pense que era peritta en dulce.
bueno, bueno, de acuerdo en algunas posiciones, en otras como funcionaria de la administración discrepo un poquito, he trabajado en la privada también, por supuesto no hay comparación, pero he de decir que la cantidad de expedientes que llevo y los medios con los que cuento nada tienen que ver con lo que tenía. En una privada es fácil ser la mejor, aquí no tanto, hay muchos administrados que te tratan con la punta del pie exigiendo sus derechos "porque yo pago mis impuestos" claro, y yo no, a mi me los regalan no te jode. Supongo que es un cúmulo de diversas situaciones que están por cambiar, pero no seamos como borregos y carguemos contra el funcionariado, es igual que cuando ciertas mujeres dicen que todos los hombres son iguales. Por favor seamos más racionales al opinar ¿no? Sorry,si alguien se siente molesto por mi opinión.
Yo también he vivido de cerca la función pública, por desgracia. Podría dar nombres y poner ejemplos de empresas privadas que han acabado en suspensión de pagos por culpa de la inoperancia e incompetencia de algunos administrativos o gestores públicos. Por eso tengo claro que, si de mí dependiera, aboliría el funcionariado en todo lo referente a la administración.
Y por supuesto, también pondría leyes que impidieran a los cargos políticos la impunidad con la que la gestionan; mayor transparencia vaya. Porque también podría dar ejemplos de proyectos de muchos millones que, por un cambio de gobierno, se han guardado en un cajón para que los comience de nuevo el amigo de turno.
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