jueves, 30 de septiembre de 2010

Ein Prosit!

O lo que viene a ser lo mismo: un brindis. Una especie de grito de guerra que suena una y otra vez estos días en Munich, la capital mundial de la cerveza (con permiso de holandeses, ingleses e irlandeses). Me he dejado caer por allí unos días, pocos, aunque los suficientes para ahogarme en algunas auténticas delicias de lúpulo, perder la memoria sin perder la compostura, cantar en alemán, hablar en inglés lo justo para hacerme entender, pasar frío -joder qué frío hace al norte de los Alpes- y deleitarme tras los vertiginosos mostradores de las teutonas bávaras. Y todo por culpa de unos amigos de Boston que conocimos hace unos años en una coctelería en Madrid (sí, lo que se dice malas compañías) que nos han invitado a la mesa que habían reservado en el pabellón de Löwenbräu en el Oktoberfest.

Lo dicho: Ein Prosit!


Löwenbräu-Festzelt

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