El sistema métrico subnormal
No sé qué pensarían nuestros sabios e ilustres antepasados del S. XIX, que con tanto esfuerzo trabajaron para unificar en todo el mundo civilizado pesos y medidas, si pudieran echarle un ojo a la prensa diaria actual. En el mejor de los casos pondrían el grito en el cielo, o caerían sumidos en una profunda consternación y abatimiento, para dejarnos para siempre jamás pesando en arrobas y midiendo a palmos. Los frutos de la ilustración borrados de un plumazo.
Supongo que es el signo de los tiempos que nos han tocado vivir: hay que rebajar el nivel intelectual del discurso para que lo pueda entender cualquier subnormal. Aunque no tengo claro qué subnormal habrá tomado esta decisión, porque al margen de ser sonrojante es absolutamente inútil. Me explico: No hace tanto, cuando en un periódico se publicaba un artículo que requería el uso de medidas de longitud, superficie, peso o volumen, se recurría con buen criterio al sistema métrico decimal. De este modo, podía delimitar los efectos de un devastador incendio en tantas hectáreas o kilómetros cuadrados quemados, una distancia de tantos metros o cuantos kilómetros a determinado lugar, un peso de cien kilos o un volumen de pocos litros o muchos metros cúbicos. Y todo quedaba claro; todos nos entendíamos porque estábamos hablando el mismo idioma.
Pero ahora no, ahora parece que es necesario recurrir al sistema métrico subnormal para que el posible lector lerdo comprenda las magnitudes. Así, nos podemos encontrar perlas como que las lluvias han llenado determinado pantano el equivalente a tantas piscinas olímpicas, que un nuevo modelo de avión pesa tantos elefantes adultos o que la nueva terminal de un aeropuerto tiene una extensión de cien campos de fútbol. Por cierto que el campo de fútbol sirve también como unidad de longitud y se usa para, por ejemplo, medir la longitud de un atasco a la entrada de una gran ciudad o un tramo de calle cortada por obras. Y se quedan tan panchos.
Porque señores, el sistema métrico subnormal que la prensa se ha inventado pensando en el improbable lector subnormal no le sirve ni siquiera a este; está destinado a alguien que no leerá más allá del pie de foto en el hipotético supuesto de que sea capaz de comprender el complejo mecanismo de hojear un periódico; alguien incapaz de imaginar quinientas hectáreas es también incapaz de hacerlo con quinientos campos de fútbol (ni hablar de cien piscinas olímpicas), mientras que los habituales lectores nos quedamos sin la información que se le supone a un periódico y con la duda de si nos estamos volviendo gilipollas.
Vista la tendencia, yo ya he empezado a montar una tabla de conversión del sistema métrico decimal al subnormal, por si acaso se acaban aceptando estas nuevas medidas como oficiales.
Longitud: 1 campo de fútbol va de 90 a 120 metros.
Superficie: 1 campo de fútbol varía entre 4050 y 10800 metros cuadrados.
Volumen: 1 piscina olímpica son 2500 metros cúbicos o más.
Peso: 1 elefante adulto pesa entre 3500 y 12000 kilogramos.
Supongo que es el signo de los tiempos que nos han tocado vivir: hay que rebajar el nivel intelectual del discurso para que lo pueda entender cualquier subnormal. Aunque no tengo claro qué subnormal habrá tomado esta decisión, porque al margen de ser sonrojante es absolutamente inútil. Me explico: No hace tanto, cuando en un periódico se publicaba un artículo que requería el uso de medidas de longitud, superficie, peso o volumen, se recurría con buen criterio al sistema métrico decimal. De este modo, podía delimitar los efectos de un devastador incendio en tantas hectáreas o kilómetros cuadrados quemados, una distancia de tantos metros o cuantos kilómetros a determinado lugar, un peso de cien kilos o un volumen de pocos litros o muchos metros cúbicos. Y todo quedaba claro; todos nos entendíamos porque estábamos hablando el mismo idioma.
Pero ahora no, ahora parece que es necesario recurrir al sistema métrico subnormal para que el posible lector lerdo comprenda las magnitudes. Así, nos podemos encontrar perlas como que las lluvias han llenado determinado pantano el equivalente a tantas piscinas olímpicas, que un nuevo modelo de avión pesa tantos elefantes adultos o que la nueva terminal de un aeropuerto tiene una extensión de cien campos de fútbol. Por cierto que el campo de fútbol sirve también como unidad de longitud y se usa para, por ejemplo, medir la longitud de un atasco a la entrada de una gran ciudad o un tramo de calle cortada por obras. Y se quedan tan panchos.
Porque señores, el sistema métrico subnormal que la prensa se ha inventado pensando en el improbable lector subnormal no le sirve ni siquiera a este; está destinado a alguien que no leerá más allá del pie de foto en el hipotético supuesto de que sea capaz de comprender el complejo mecanismo de hojear un periódico; alguien incapaz de imaginar quinientas hectáreas es también incapaz de hacerlo con quinientos campos de fútbol (ni hablar de cien piscinas olímpicas), mientras que los habituales lectores nos quedamos sin la información que se le supone a un periódico y con la duda de si nos estamos volviendo gilipollas.
Vista la tendencia, yo ya he empezado a montar una tabla de conversión del sistema métrico decimal al subnormal, por si acaso se acaban aceptando estas nuevas medidas como oficiales.
Longitud: 1 campo de fútbol va de 90 a 120 metros.
Superficie: 1 campo de fútbol varía entre 4050 y 10800 metros cuadrados.
Volumen: 1 piscina olímpica son 2500 metros cúbicos o más.
Peso: 1 elefante adulto pesa entre 3500 y 12000 kilogramos.
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