Pequeños placeres para hedonistas (I)
Cualquier día entre semana (los fines de semana se inventaron para las vidas ordenadas) os acercáis a las Ramblas (de Barcelona, que desde ahí arrebato) y vais a ver Romeo y Julieta. Soberbia interpretación de la pieza. Al salir del teatro, subís hacia Plaza Catalunya y os metéis en el Boadas -coctelería mítica entre las míticas coctelerías- a tomar una copa (pedid consejo a los expertos barmen) y os la tomáis junto a la barra admirando el quehacer de estos magos de las mezclas. Si encima os acompaña una mujer de esas que quita el hipo y que provoca tortícolis al personal masculino que se la cruza, mejor que mejor. También vale llevársela puesta en el propio Boadas, feudo de guiris deseosas de cazar una pieza para exhibir en fotos a la vuelta.
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