Las grandes obras imperfectas
Escogía La metamorfosis en lugar de El proceso, escogía Bartleby en lugar de Moby Dick, escogía Un corazón simple en lugar de Bouvard y Pécuchet, y Un cuento de Navidad en lugar de Historia de dos ciudades o de El Club Pickwick. Qué triste paradoja, pensó Amalfitano. Ya ni los farmacéuticos ilustrados se atreven con las grandes obras, imperfectas, torrenciales, las que abren camino en lo desconocido. Escogen los ejercicios perfectos de los grandes maestros. O lo que es lo mismo: quieren ver a los grandes maestros en sesiones de esgrima de entrenamiento, pero no quieren saber nada de los combates de verdad, en donde los grandes maestros luchan contra aquello, ese aquello que nos atemoriza a todos, ese aquello que acoquina y encacha, y hay sangre y heridas mortales y fetidez.
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La parte de Amalfitano
Roberto Bolaño
3 comentarios:
Hola, cómo estas? mi nombre es Rocío, hace poco descubri este espacio y realmente me agrada visitarlo.
Estoy comenzando un ensayo para la facultad, podrías recomendarme algún autor que particularmente tengo algún cuento o historia, ensayo, o lo que sea acerca de las carreras automovilisticas ilegales??
Gracias.
Rocío
Creo que es la pregunta más rara que me han hecho en este blog... No sé Rocío, pero así, a bote pronto, el único que se me ocurre que haya cometido alguna ilegalidad al volante fue Cortázar en su "Los autonautas de la cosmopista", aunque nada que ver con las carreras.
No importa, cambie de tema.
Muchas gracias.
Saludos!!!
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