Sigue lloviendo
Con las manos hundidas en los bolsillos he entrado al abrigo de la panadería, que me ha recibido con olor a pan caliente. Afuera el termómetro de la farmacia marcaba esos escasos diez grados y seguía lloviendo. Si damos por cierto que el otoño dura lo que tarda en llegar el invierno, convendremos que este otoño ha sido fugaz, visto y no visto. Todavía no hace tres semanas que íbamos en manga corta y hoy he salido de casa revestido con cuatro prendas de manga larga, calcetines y zapatos de invierno. En mi terraza el mercurio no llegaba a los diez y seguía lloviendo. De todos modos, y pese a tener los pies helados, prefiero este tiempo al desconcierto de ver a las castañeras sudorosas en sus casetas vestidas con una bata sin mangas, asando castañas y boniatos junto a la caseta de los helados.
En la panadería he comprado un cruasán que todavía estaba caliente, he pagado y al devolverme el cambio, la panadera, una chica joven, menuda y pizpireta de pelo castaño claro, ha retirado la mano con un gesto brusco al tocar la mía. “¡Qué manos más frías!” ha exclamado. Y se ha echado a reír. Al abrir la puerta de la panadería para salir, el acogedor olor a pan se ha hecho jirones entre ráfagas del viento frío y cargado de humedad de la calle, donde seguía lloviendo. Me hubiera quedado ahí dentro, cobijado entre hogazas de pan a resguardo de este invierno prematuro.
(sugerencia de consumo)
November Rain de Guns N' Roses, todo un clásico
En la panadería he comprado un cruasán que todavía estaba caliente, he pagado y al devolverme el cambio, la panadera, una chica joven, menuda y pizpireta de pelo castaño claro, ha retirado la mano con un gesto brusco al tocar la mía. “¡Qué manos más frías!” ha exclamado. Y se ha echado a reír. Al abrir la puerta de la panadería para salir, el acogedor olor a pan se ha hecho jirones entre ráfagas del viento frío y cargado de humedad de la calle, donde seguía lloviendo. Me hubiera quedado ahí dentro, cobijado entre hogazas de pan a resguardo de este invierno prematuro.
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6 comentarios:
Casi hemos tocado esa miga caliente,amigo.
Qué placer ese calor y ese aroma.
Tienes un don especial para la descripción,sin dudas...
Un abrazo.
pero bueno arrebatos!
ligando con la panadera!
No, con la panadera no hay peligro, que no me pone. Eso sí, como pille a la peluquera... ¡Se le van a alisar los rizos!
Isabel ¿sabes? Procuro seguir los consejos del maestro Nabokov cuando decía a sus estudiantes eso de "¡Acariciad los detalles! ¡Los divinos detalles!"
Parece ser que no salió mi comentario...Bueno decía que es todo un lujo volver por estos lares y ver como sigues escribiendo así de bien....da gusto...además he leido que has ganado un concurso literario y has publicado un libro! ENHORABUENA...Por cierto soy Nica...de Sobrezapatos...hace como dos años que desaparecí... un besito...
Hola Nica, ¡cúanto tiempo! Veo que has vuelto con nuevo blog. Espero que vaya creciendo... sin miedo.
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