La sangre altera
En la esquina opuesta a la cafetería donde suelo desayunar hay una floristería. Junto a la puerta de entrada tienen algunos arreglos florales, expuestos sobre unas mesillas de hierro forjado. El suelo es un tapiz multicolor de pétalos de toda clase de flores. A menudo, un camino de pétalos sale de la floristería y recorre algunos metros hasta algún portal, o un restaurante, o quizás alguna tienda, delatando a quien ha recibido flores ese día.
Esta mañana, al pasar por delante, una repentina ráfaga de viento se ha arremolinado junto a la floristería, levantando pétalos de todos los colores, que han empezado a girar y bailar sobre mi cabeza. Instantes después, el viento se ha calmado y una suave lluvia multicolor a caído sobre la calle.
He bajado la mirada y frente a mí, rodeada de pétalos, había una chica aparecida como por arte de magia. Se me ha quedado mirando. Tenía los ojos enrojecidos de llorar y una lágrima corría por su mejilla.
–Qué bonito –he atinado a decir.
–¿Bonito? Y una mierda bonito –me ha censurado con voz chillona-. Estoy hasta los ovarios de la puta primavera, del jodido polen que no hace más que irritarme los ojos y de no saber qué ponerme.
Ha interrumpido su perorata para limpiarse los mocos con el reverso de la manga. Después se ha puesto a buscar en su enorme bolso bandolera, del que ha sacado un rollo de papel higiénico. Ha arrancado un pedazo y se ha sonado sonoramente las narices –valga la redundancia- ante mis narices.
–Qué bonito dice… el jodido jipi este… la madre que lo… –ha seguido refunfuñando mientras pasaba por delante de mí y se perdía en la primera esquina.
Incapaz de articular palabra, al perderla de vista, he cerrado la boca y he continuado hacia la cafetería.
Esta mañana, al pasar por delante, una repentina ráfaga de viento se ha arremolinado junto a la floristería, levantando pétalos de todos los colores, que han empezado a girar y bailar sobre mi cabeza. Instantes después, el viento se ha calmado y una suave lluvia multicolor a caído sobre la calle.
He bajado la mirada y frente a mí, rodeada de pétalos, había una chica aparecida como por arte de magia. Se me ha quedado mirando. Tenía los ojos enrojecidos de llorar y una lágrima corría por su mejilla.
–Qué bonito –he atinado a decir.
–¿Bonito? Y una mierda bonito –me ha censurado con voz chillona-. Estoy hasta los ovarios de la puta primavera, del jodido polen que no hace más que irritarme los ojos y de no saber qué ponerme.
Ha interrumpido su perorata para limpiarse los mocos con el reverso de la manga. Después se ha puesto a buscar en su enorme bolso bandolera, del que ha sacado un rollo de papel higiénico. Ha arrancado un pedazo y se ha sonado sonoramente las narices –valga la redundancia- ante mis narices.
–Qué bonito dice… el jodido jipi este… la madre que lo… –ha seguido refunfuñando mientras pasaba por delante de mí y se perdía en la primera esquina.
Incapaz de articular palabra, al perderla de vista, he cerrado la boca y he continuado hacia la cafetería.
10 comentarios:
Jajajaja, m peto!
Acontecimientos inesperados, con su gracia y lux...
:)
jajaja .. reconoce que te has enamorado!
jajajajaja
qué encanto de mujer, me recuerda a mí, que debo ser la única persona de todo Tokyo que odió el florecimiento de los cerezos, bonito todo lo que quieras, pero dios, moqueé hasta deshidratarme, y los ojos me lloraban continuamente.
Se lo comenté a mi compañero de piso, y me miró como si hubiera dicho un sacrilegio: Nadie es alérgico a las flores del cerezo.
Y, sin embargo, ¡Viva la belleza transeúnte! sobre todo en primavera. Incluso a pesar de la propia belleza transeúnte, tan inconsciente.
¡Ay! noesmivida, si tú hubieras visto ese moco a través de mis ojos... ¡Qué hermoso era! ¡Con qué sencilla elegancia lo restregó por toda su manga!
Ah, l'amour...
Sí, don Gregorio, pero con tanta belleza transitando con tan poca ropa encima... altera la sangre, qué duda cabe, pero siempre me corre hacia el mismo lugar!
¡Dios, se me secará el cerebro!
Celia, tendrías que haberme visto el fin de semana pasado, intentando pedalear a moco tendido. ¡Uf, qué mal lo pasé!
No, arrebatos, mejor no haberte visto, que a mí no se me hubiera bajado la sangre, se me hubiera bajado la líbido.
buena musica :)
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