lunes, 22 de octubre de 2007

La sanguinosa vita

La sanguinosa Fontana di Trevi

Foto vía Reuters


Somos muy sensibles a los colores, eso es obvio, mucho más que a las formas. Nos resulta más aberrante un melocotón azul que una sandía en forma de cubo, por ejemplo. Sin duda que el sentido de la vista es el que más nos condiciona por tratarse de la primera impresión que captamos, así como por la facilidad que tenemos al evocar imágenes y dotarlas de connotaciones. Por eso mismo –si es blanco y en botella, leche– somos tan fáciles de impresionar con un poco de colorante rojo en el agua. Qué sádica y perversa imagino ahora la escena de La Dolce Vita, con una espléndida y curvilínea Anita Ekberg en alegre chapoteo ante la atónita mirada de Mastroianni – y del público en el cine–, pero en esta sanguinolenta fontana. De todos modos, tengo la sospecha de que a Fellini le hubiera gustado la idea.


(sugerencia de consumo)
Anita Ekberg incorporándose a nuestras lúbricas ensoñaciones

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