lunes, 22 de octubre de 2007

y olé

Todavía tengo la piel de gallina. Antes de escribir esto, estaba viendo el vídeo que podéis (que debéis) ver al final de este post. Ahora, mientras escribo, estoy escuchando el disco, por enésima vez. Nunca me cansaré de este disco. La definición de obra maestra está hoy en día muy trillada, demasiado. A cualquier novedad se la etiqueta de obra maestra con una facilidad pasmosa. Sin embargo este disco lo es, sin duda que lo es. Estoy refiriéndome a Omega, la obra que, allá en 1996, nos regalaron Enrique Morente y Lagartija Nick. La fusión imposible de rock alternativo, flamenco, versos de Lorca y versiones de Leonard Cohen, todo bien agitado y servido con maestría y olé.

Aquí están la voz rota, las guitarras estridentes, la Aurora de Nueva York y el First we take Manhattan y olé. Aquí está uno de los mejores discos que se ha publicado en este país de triunfitos en los últimos veinte años. Y no porque lo diga yo, es que cualquiera que lo escuche ha dicho y dirá lo mismo. No me gusta hacer listas de favoritos, pero sin duda que si la tuviera que hacer, este estaría en el top ten patrio. Por la belleza, por la valentía, por la polémica servida a los puristas del flamenco, por Morente, porque sí y olé.

Va por ustedes.


(sugerencia de consumo)
Ciudad sin sueño, de Enrique Morente y Lagartija Nick (y Lorca)

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Ese Pequeño vals vienés... uhm, una verdadera delicia.

Paso a menudo por aquí, nunca he comentado nada, pero hoy no me he podido resistir.

Un saludo.

arrebatos dijo...

Hummm... ¿nunca has comentado nada? Pues una de dos, o sois dos con el mismo nombre o tienes memoria de pez.

Y sí, el Pequeño vals vienés, lo que le precede y lo que le sucede es una delicia.

Anónimo dijo...

A no ser que me haya golpeado en la cabeza fuertemente y este hecho haya desencadenado en mí un ramalazo esquizoide, te aseguro que es la primera vez que te escribo: o sea, opción A, va a ser que somos dos.