domingo, 11 de noviembre de 2007

el Musical

a la luz de una copa

Es una suerte que uno de tus bares favoritos esté al lado de casa. De acuerdo que hay otros que me gustan más o tienen mayor solera, pero suelen ser más caros y para ir tengo que coger el metro. Porque este no deja de ser un bar de barrio, pero para qué quiero más. Ahí tengo un futbolín con los ceniceros desbordando colillas, el billar con el tapete lleno de manchas de cerveza y una decoración que haría las delicias de Tarantino. Hay fuentes con frutos secos repartidas por todo el local –quien no haya escarbado buscando el último cacahuete que tire la primera piedra–, lo que entre cerveza y gin tonic se agradece. Además me puedo encontrar con mi vecino el mahorí y charlar con él entre tragos y eructos, mientras decidimos dónde tatuarme el timbaler del Bruc. Pero sobretodo suena buena música. Cualquier noche se puede escuchar a AC/DC, Police, Deep Purple, Leño, Cream, Guns & Roses, Tequila o Van Morrison. Teniendo en cuenta la peste de música que suele sonar hoy en día en la mayoría de los bares, esta sería razón más que suficiente para convertirme en un habitual.


(sugerencia de consumo)
AC/DC (con Bon Scott) en directo y su Whole Lotta Rosie

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