jueves, 20 de mayo de 2010

Cómo entendernos

Se nos ha dado el habla, maravilloso don. Entonces yo uso una palabra que para mí no es más que una forma aséptica de nombrar algo, pero que para ti está cargada de connotaciones que mutan el significado que yo le he dado al usarla. O para mí en esa misma palabra pesan las connotaciones positivas, o al menos lo que yo considero asimilaciones positivas, mientras que para ti esas connotaciones son totalmente opuestas, ya sea porque la relacionas con otros aspectos, ya porque eso que yo considero positivo, para ti, en el mejor de los casos, no lo es. O quizás sea que durante esa conversación que tenemos tú y yo, uno de los dos, por ejemplo yo mismo, está algo decaído, quizás levemente preocupado por razones ajenas a nuestra charla. Supongamos que por un momento una duda ha cruzado su mente dejando un leve poso desasosegante, lo que provoca que use un determinado tono al decir cierta palabra, o que la melodía de su fraseo te desconcierte hasta el punto de interpretar mis palabras, esas palabras que yo he dicho ajeno a la posibilidad de que fueran entendidas de otro modo, justo en el sentido opuesto a mi intención. Entonces sucederá que ese maravilloso don del habla, esa habilidad que tenemos para comunicarnos, para transmitir información o sentimientos, se verá corrompido por el ruido de fondo. Tenemos una herramienta maravillosa y, pese a todo, estamos condenados a no entendernos.

2 comentarios:

Outsider friar dijo...

O peor todavía: condenados a no poder dimitir del oficio de intentar entendernos, especialmente cuando se intuye que sólo la comprensión podría liberarnos.

Anónimo dijo...

como era eso "dos no se entienden si uno no quiere" o era que "dos no se pelean" o "dos no se quieren" ah nooooooooooo sería, "dos nos fuman si un tercero se encuentra" (esto creo que solo lo entendemos dos, o tres porque creo que el tercero lo sabe), en fín, coño! pero qué hora es ya!!

dónde coño estarán la putas pastillas amarillas .... ;-))))

Creo que no hace falta que lo firme.