martes, 6 de noviembre de 2007

Abandonos

El de la informática es un mundo extraño. La gente llega a él con igual pasión que ansias tiene después por abandonarlo. Supongo que tiene mucho que ver la frustración, que es ese espacio intermedio lleno de amarga hiel que habita entre las expectativas y las realidades. Y en este sector este espacio es muy amplio, demasiado. Sobre todo en este país, donde todavía se ve al informático –qué más da que sea una ingeniería– como a un mecánico de ordenadores. Quizás el problema sea ese, que se llega a la "profesión del futuro" y se sale sin haber alcanzado todavía ese futuro.

Esto viene a colación de un reciente caso de abandono. Uno más, y ya van… unos cuantos. En este caso se trata del que hasta ahora ha sido mi jefe, que deja esto para dedicarse a "otras actividades alejadas del mundo de la informática". Nótese el "alejadas" pues no es baladí. Es de hecho la clave de la cuestión; la gente acaba por querer perder de vista la informática; por desear pasarse al otro lado. Y como decía, no es el primero ni será el último que he conocido. Sin ir más lejos, quien estaba en el puesto que ocupo actualmente, lo dejó todo y se fue a visitar mundo, a pie, en autobús o en tren, durante más de un año. Otro conocido, ingeniero de telecomunicaciones, se puso a estudiar fisioterapia y ahora es feliz dando masajes en un centro de rehabilitación. O aquel otro que ahora sólo usa el ordenador como hoja de cálculo para las cotizaciones de la bolsa. Y también aquella que, tras tener su primer hijo, decidió pagar el traspaso de una frutería en su pueblo.

Es lo mejor, lo más sensato. Los hay que sí que viven la informática con pasión, pero son los menos. Lo más habitual es el tipo eternamente triste, cargado de rencores y agravios que irán macerando hasta el día de su jubilación. Ese día en que descubrirá, ya demasiado tarde, que ha estado perdiendo la vida.

Y yo me pregunto. ¿Qué diablos hago todavía aquí? ¿Por qué no me monto una charcutería, por ejemplo? No lo puedo evitar. Envidio a mi jefe.


(sugerencia de consumo)
Jacques Brel, que le dedicó su Ne me quitte pas a su informático cuando le abandonó.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Todos los del sector estamos igual, lo que quiere decir que algo no estamos haciendo bien. El qué, no lo sé, pero no es normal que una profesión que normalmente se escoge porque a uno le gusta acabe quemando tanto a la gente.

Celia dijo...

Sr. Arrebatos, usted no sería el mismo si no se quejara continuamente de su trabajo y soñara con un futuro mejor. :-p

A Brel le perdono los dientes en cinemascope pero eso de sudar como un pollo me da un poco asquito.

arrebatos dijo...

Palimp, los problemas son varios y variopintos. De entrada lo que parece ser y lo que en realidad es. Todos nos acercamos a esto desde la curiosidad y la creatividad, cuando esta es una mínima parte del negocio.

Por otra parte está el enorme daño que han hecho las grandes consultoras y sus políticas de reducción de costes hasta el absurdo. Pienso que un informático empleado en una empresa, puede cambiar muchas cosas debido a su conocimientos de organización de la información, y de ahí puede llegar a implicarse en su proyecto y su empresa. Pero lo habitual es que al "informático" no le permitan hacer eso, con lo que se convierte en un empleado de mantenimiento más. Y trabajando para consultoras eso ya se convierte prácticamente en una quimera.

arrebatos dijo...

Doña Celia, cuando yo no me quejo de mi trabajo, me quejo de otra cosa. Mi naturaleza chapotea en la queja y el desencanto.

En cuanto a Brel, lo peor no es que en esa grabación sudara como un pollo, es que olía como un cerdo.

Petrusdom dijo...

Mientras el trabajo que realizas, sea cual sea, te permite un cierto grado de divertimento, el tiempo transcurre como la arena del reloj lento pero apacible. Si no consigues tener ese grado, déjalo cuanto antes. Yo lo conseguí durante treinta años en un banco.
Saludos y gracias por tu comentario sobre las caricaturas "borbónicas".

Anónimo dijo...

Me da igual que te montes una charcutería o un bar de copas. Tarde o temprano me plantaré allá donde estés para que formes parte de AMC, y si algo tengo seguro es que te sentirás bien porque como bien dices no somos mecánicos, tal vez ingenieros de ideas.

Gus