jueves, 9 de julio de 2009

Justicia poética

“En esta época del año, existe mucha gente que todavía no ha decidido dónde irá de vacaciones –ahí le doy la razón: yo mismo- y que cuando vean en sus televisores pasar el Tour por la ciudad dirán: mira, por qué no, Barcelona es un bonito lugar para visitar”. Eso es lo que decían el Alcalde y los varios consellers para justificar el dispendio de un millón de euros que ha –dicen- costado hacer pasar a los mejores ciclistas del mundo por nuestras calles. Parece una buena inversión para una promoción que verán cientos de millones de potenciales turistas de chancla y calcetín, de paella precocinada y cerveza, ávidos de melanoma y ansiosos por gastar ingentes sumas de divisas en sombreros mexicanos, camisetas de Messi y figuritas de Lladró. Es nuestro sino. En Barcelona hace tiempo que dejaron de hacerse las cosas para sus ciudadanos; se hacen para los turistas, precios incluidos. La han convertido en una puta con exceso de maquillaje que exhibe sus encantos y ocultas sus vergüenzas.

Pero, oh justicia poética, nuestros sabios administradores de la cosa pública quisieron olvidar un detalle, quizás por aquello de que se trata de ese detalle que no aparece en los folletos publicitarios ni en las películas subvencionadas a Woody Allen: Que en Barcelona, cuando llueve, llueve con ganas. Y así ha sido. La ciudad ha amanecido con un negro capote de nubes bajas y cargadas, con una humedad que permitía ir a comprar el pan nadando. Y a eso de las diez ha comenzado a descargar una lluvia que en pocos minutos se ha convertido en torrencial. A media tarde ha dejado de llover, pero el capote negro no ha recogido velas.

En efecto, cuando los cientos de millones de potenciales turistas de chancla y calcetín ha visto la ciudad cómodamente sentados en el sofá de sus casas habrán pensado: “Uf, quita, quita, ¡Qué tiempo más malo!”.

El Tour de Francia a su paso por Barcelona

El Tour de Francia a su paso por Barcelona

Ejemplar tipo de guiri

Ejemplar tipo de guiri en plena exaltación patriótica



(sugerencia de consumo)
La bicicleta de Xesco Boix

2 comentarios:

Berto dijo...

Es que yo no se qué tipo de complejos tienen los alcaldes que todo lo solucionan al modo faraónico... da para un debate muy largo, pero ¿en serio tenemos que vivir y sobrevivir del turismo? ¿No hay ningun motor económico que haga que nos podamos centrar en mejorar la calidad de vida de los ciudadanos que viven y padecen unas ciudades que se han convertido en escaparates al mundo en los que la mierda se guarda bajo la alfombra y se saca brillo a todo lo que reluce?

Si vivieras en Valencia, también te ibas a cagar... que el tour pasa en una tarde pero aquí cuando no hay bombo por una cosa, hay bombo por otra.

arrebatos dijo...

Este es un país de camareros y paletas. Y el resto nos dedicamos a vendernos servicios unos a otros con el mismo billete.