lunes, 25 de junio de 2007

Me duele aquí

Me duele aquí…/ ¿Dónde?/ Aquí, a la altura de… aquí, en la última costilla/ Bueno… Si quieres, puedo hacer algo…/ ¿Qué? Ah… no, mejor que no/ Podría lamerte/ No sigas…/ Sabes de las propiedades beneficiosas de mi lengua. / Sí, pero no sigas…/ Primero ahí en la costilla, junto a tu barriguita, que te hace pupa. Primero eso, sólo para curarte… Pero después seguro que me acercaría a tu ombligo, rozando con mi lengua en círculos concéntricos que se caen, que atraídos por ese centro ruedan y ruedan dejando un leve rastro de saliva sobre tu piel, que ya habrá reaccionado contrayéndose, tensándose y arqueando tu espalda para hacer la caída más rápida. Después descendería siguiendo el canal de tu ingle, rozando la costura de tus braguitas, apenas la tela, entre tu pierna y tus labios. Bueno, ya sabes cómo lo haría ¿verdad? Cómo me gusta primero presionarte con la lengua a través de la tela de las braguitas, hasta que se mojan en una confusión de fluidos. Y después apartarlas un poco con la lengua, para dejar al descubierto tu piel suave y cálida, para darte besos que sé que se convertirán en gemidos apagados. Me gusta cuando arqueas la espalda, cuando levantas ligeramente el culo, para apenas rozar con los dedos entre tus nalgas, siguiendo un camino ascendente hasta detenerse justo ahí donde tú más deseas que no me detenga. Hacerte sufrir un poquito, hacerte contonear las caderas con un poco de urgencia. Me gusta que desees que mis labios se junten con los tuyos, que mi lengua se esconda entre tus pliegues, en tus rincones húmedos y que ya entonces arden y palpitan y se abren como una flor que quiere ser libada por una abeja. Entonces separaré con la lengua los gajos de tu fruta y entraré hasta lo que dé de sí, sintiendo una presión en las papilas como si fuera un anillo, mientras con la punta busco y tanteo en las paredes interiores, rozando y lamiendo esas arrugas, esos repliegues y costuras que sé que te devuelven escalofríos recorriendo la espalda, saltando de vértebra en vértebra hasta la nuca para hacerte vibrar las sienes. Ahora callas. Juntas tus labios con fuerza para sellar palabras que temes pronunciar. Pero no, sé que separarás los labios y veré tu lengua juguetear con tus dientes, mientras gotas de sudor bajan por tu cuello formando pequeñas balsas en tu clavícula, hasta que se desparraman sobre tus pechos con los pezones endurecidos que yo me apresuraré a mordisquear, lamer y chupar mientras te escucho gemir y gritar y sí y qué bien lo haces y no pares y te quiero/ Sí… es aquí donde me duele.

(sugerencia de consumo) Let me put my love into you de AC/DC... anda, déjame...

15 comentarios:

Gregorio Luri dijo...

Señor Arrebatos esta es literatura de invierno. No nos ve nga con esto con estos calores...

arrebatos dijo...

Disculpe ud, don Gregorio, parece que me he confundido de solsticio.

Pilar dijo...

Buenísimo! Me encanta el final ...
:)

Celia dijo...

ducha fría
ducha fría

arrebatos dijo...

Celia ¿tú o yo?

marta dijo...

No se puede leer esto en horario de oficina!!!!!!

arrebatos dijo...

Martina, si tu interés por los compañeros de trabajo es estrictamente profesional, no.

pitima dijo...

Conozco algunos fisioterapeutas, y son buenos... pero ninguno tan entregado.. aysssss.. ¡con lo malita que ando yo de la espalda!

Pilar dijo...

Por jugar a estas cosas, luego voy al masajista y no puedo verlo como un profesional pfffff.

La última vez quise concentrarme tanto en el masaje y quitarme lo demás de la cabeza que estallé en un ataque de risa.

Es que el chico no ayudaba, era una especie de Darek hablando polaco y al terminar dijo con retintín: "Esto es todo lo que puedo hacer por usted en cuanto a articulaciones y músculos se refiere ..."

Uf! Salí corriendo. Se me ocurrían tantas cosas ...

arrebatos dijo...

Frase brillante, me la apunto. A mí, hace un tiempo me dijeron "ya sabes que no tiene por qué ocurrir nada que tú no quieras..."

En fin...

marta dijo...

A mi no me tocan (nunca mejor dicho) esos masajistas!!!! La última fue una croata enorme que parecía una matrona.

pitima dijo...

ey.. hay matronas guapísimas y encantadoras.. jajaja. La que me tocó a mí era una señora encantadora que siempre contaba que cuando era joven alguien le comentó: "no puede ser.. ¡como puede ser matrona siendo tan bonita!". Ella se ofendía mucho porque le encanta su profesión..
Ay.. ¿pero de qué estábamos comentando?? jajaja.
Con fines terapéuticos.. ¿no vale todo??... ah no??.. vaya.. ufs.

Celia dijo...

arrebatos, escepto luri, todo lectoras...
no te quejarás, con esta temática...

;-)

Gregorio Luri dijo...

Arrebatos, ¿dónde estás metido?

pitima dijo...

Se lo ha tragado un agujero negro.. jajajajaja.. Eso le pasa por merodear por los límites..
Espero lo esté pasando bien. Se le echa de menos.