Tiempo muerto
Estoy en un compás de espera entre un antes y un después. Una especie de zona de nada, de tiempo añadido para cerrar una etapa y que quería aprovechar para hacer algunas cosas que seguramente no haré; me conozco demasiado bien. Que una cosa son los buenos propósitos y otra muy distinta… en fin. La semana pasada dejé mi trabajo y hasta la próxima no empezaré el nuevo. He aprovechado para ir a empadronarme, que ya tocaba tras casi cuatro años viviendo aquí. En la oficina del ayuntamiento me preguntaron si ellas dos (mi ex mujer y su hija, que no mía) se quedaban en la otra dirección o también venían conmigo. “Se quedaron –le dije a la funcionaria–. De hecho una se quedó hace cuatro años, cuando yo me fui. La otra vino después”. La funcionaria me miró, después miró la pantalla y me dijo: “Pues según nosotros no; todavía sigues ahí con ellas”. “Como para fiarse de los datos oficiales ¿no?”, le respondí con sorna. En la mesa contigua una chica llevaba un contrato privado de compraventa de un vehículo, con fecha de febrero, y una multa del nuevo propietario que le había llegado a ella con fecha de marzo. Señalé distraídamente con el pulgar el caso a la funcionaria, como para afianzar mi respuesta.
El resto es un deambular confuso. No hago esto porque antes querría hacer lo otro, que requiere un antes para lo de más allá. Y así estamos. Me levanto temprano, pues ella sí que trabaja, le preparo su colacao o su café (descafeinado) y cuando se va me siento a hojear (y ojear) los periódicos. Después leo, o salgo a dar un paseo, con mi libreta, eso sí, no vaya a ser que me llegue la inspiración y no tenga donde dejar constancia. En fin, creo que podría acostumbrarme a esto.
El resto es un deambular confuso. No hago esto porque antes querría hacer lo otro, que requiere un antes para lo de más allá. Y así estamos. Me levanto temprano, pues ella sí que trabaja, le preparo su colacao o su café (descafeinado) y cuando se va me siento a hojear (y ojear) los periódicos. Después leo, o salgo a dar un paseo, con mi libreta, eso sí, no vaya a ser que me llegue la inspiración y no tenga donde dejar constancia. En fin, creo que podría acostumbrarme a esto.
13 comentarios:
yo no sé que haría si no me prepararas el desayuno y me despidieras en la puerta con un "que vagi be".
y todo lo demás, también.
bueno, quiero decir
seguro que podría sobrevivir
pero está muy bien empezar así el día
Disfruta mientras dure...
Acostumbrarse a eso no parece difícil. Disfruta.
Umm suena muy bien, en ocasiones, demasiadas tal vez, pienso en que si tuviera un poco de pasta tomaría unos cinco meses de excedencia, de tiempo muerto. Entre otras cosas también debía cambiar mi empadronamiento, me lo has recordado, aprovechar para estudiar,paseos, lecturas, descubrimientos, mini viajes... definitivamente me acostumbraría :-D. Disfrutá vos que podés
Palimp, Juanjo, estoy en ello. Gracias
Divina nena ¿conoces "Retorno a Brideshead"? Pues no me importaría ser el hijo consentido de una rica família aristocrática inglesa de principios del S.XX o, en su defecto, encontrar a un mecenas que financie mi vida sabática.
Pues tenía yo ganas de amecenar a alguien, ¿sales muy caro? Tendrías que llevar, claro, algún tipo de publicidad, algo en plan «esta persona está patrocinada por… »
No la he leído, pero aunque no suena mal lo de ser un rico heredero, me gusta más la idea del mecenas... aunque no todos tenemos taleno, de manera que seguiré buscando a la tia abuela del pueblo soltera que está a punto de palmarla y tal vez tenga tiempo para descubrir mi talento.
Uf !Qué follón me he creado en la cabeza!
Me parece un concepto interesante Juanjo. Habría que valorar diversos aspectos, pero ya te adelanto que en estos momentos, habida cuenta de la situación, mi espacio publicitario corporal es económico. Pero como ya te digo, habría que entrar en detalles, porque no es lo mismo el precio por llevar una camiseta que por un tatuaje, claro.
Divina nena, la novela es buena. La serie de televisión (inglesa de los primeros ochenta), con un jovencísimo Jeremy Irons, es extraordinaria.
Repitiendo mi comentario, porque aún blogger a veces no es operativo, o en fin...
Se te percibe bien. El bólido tiempo no te arrastra (no puede contigo)
:)
Para muchos es un estado permanente el del desempleo. Se prolonga y eres un parado (a). Llega un momento crítico y cataplum, algo hay que hacer. No sé, armar un plan de sobrevivencia:
y que no suene todo esto melodramático. (Dramático, eso).
¿Cómo se siente la niña, joven, hija de tu ex o no ex?
Perdona, yo aquí comentando. estas cuestiones de relaciones afectivas me pone la piel de gallina en algunos casos. Perdonarme.
Lo importante es encontrarte en plenitud escritural, hombre. Tú, afable con tus visitantes.
Chao.
Hola Virginia. Precisamente ayer desayuné con ellas dos: mi ex y su hija. Qué te voy a contar... La niña tiene apenas diez meses y es una preciosidad que no para de reír y "hablar" a su manera; con la mirada despierta y las manitas a punto para agarrar todo cuanto quede a su alcance y llevárselo a la boca.
Un Saludo.
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