Domingo
He ido a votar al mediodía, dando un buen paseo. Llevo más de tres años viviendo aquí, pero todavía sigo empadronado donde vivía antes, así que mi colegio electoral lo tengo a media hora a buen paso. En Barcelona, siempre que hay alguna festividad dominguera, se llenan las pastelerías. Hoy no podía ser menos. No sé si deben preparar algún pastel especial para la ocasión, en forma de urna quizás.
Ya en casa me he preparado un buen entrecot, de esos que no encogen en la parrilla mientras van sudando agua, y he cortado un par de tomates para aliñarlos con aceite y sal. El entrecot bien, tierno y cocinado al punto, mostraba su carne roja en el corte. Se nota que no era de esa cooperativa que antes se anunciaba con el nombre de su pueblo. Hubo un tiempo en que creí que tenían buenos precios, hasta que comprendí que pagar agua a precio de carne, aunque fuera un precio bajo, no era un buen negocio para mí. Para ellos es excelente. En cambio, el plato de tomates aliñados lo he tenido que tirar entero. Hace tiempo que me cuesta horrores encontrar tomates con sabor a tomate, pero es que lo de hoy clamaba al cielo. Era como comer corcho. Tendré que plantar una tomatera en la terraza, porque esto no lo arregla ninguno de los políticos en liza.
De todos ellos, el único que no ha ganado y así lo ha reconocido, y que se ha quejado –con razón– de la injusticia que supone para su partido nuestro sistema electoral, ha sido Llamazares, de IU. Tras su análisis –según él, el “tsunami bipartidista” que ha barrido primero los medios de comunicación y después las urnas– ha anunciado que no se presentará a la reelección en el partido. Creo que es de justicia hacerse eco de su queja con datos –como ya hizo en 2004 malaprensa–, que sirvan también para acallar esas voces que siguen –todavía hoy– afirmando que los grandes beneficiados son los partidos nacionalistas.
A la 1:35 minutos del lunes 10 de marzo, con el 99,63% escrutado, los datos de participación dicen que hay 25.424.097 votos que, para repartir los 350 escaños del Congreso, deberían tocar a 72.640 votos por escaño. En la tabla vemos los votos y escaños obtenidos por cada partido y los que deberían obtener “de justicia”, con la diferencia a favor o en contra. Es fácil comprender el cabreo de Llamazares.
Ya en casa me he preparado un buen entrecot, de esos que no encogen en la parrilla mientras van sudando agua, y he cortado un par de tomates para aliñarlos con aceite y sal. El entrecot bien, tierno y cocinado al punto, mostraba su carne roja en el corte. Se nota que no era de esa cooperativa que antes se anunciaba con el nombre de su pueblo. Hubo un tiempo en que creí que tenían buenos precios, hasta que comprendí que pagar agua a precio de carne, aunque fuera un precio bajo, no era un buen negocio para mí. Para ellos es excelente. En cambio, el plato de tomates aliñados lo he tenido que tirar entero. Hace tiempo que me cuesta horrores encontrar tomates con sabor a tomate, pero es que lo de hoy clamaba al cielo. Era como comer corcho. Tendré que plantar una tomatera en la terraza, porque esto no lo arregla ninguno de los políticos en liza.
De todos ellos, el único que no ha ganado y así lo ha reconocido, y que se ha quejado –con razón– de la injusticia que supone para su partido nuestro sistema electoral, ha sido Llamazares, de IU. Tras su análisis –según él, el “tsunami bipartidista” que ha barrido primero los medios de comunicación y después las urnas– ha anunciado que no se presentará a la reelección en el partido. Creo que es de justicia hacerse eco de su queja con datos –como ya hizo en 2004 malaprensa–, que sirvan también para acallar esas voces que siguen –todavía hoy– afirmando que los grandes beneficiados son los partidos nacionalistas.
haz clic sobre la tabla para agrandar
A la 1:35 minutos del lunes 10 de marzo, con el 99,63% escrutado, los datos de participación dicen que hay 25.424.097 votos que, para repartir los 350 escaños del Congreso, deberían tocar a 72.640 votos por escaño. En la tabla vemos los votos y escaños obtenidos por cada partido y los que deberían obtener “de justicia”, con la diferencia a favor o en contra. Es fácil comprender el cabreo de Llamazares.
4 comentarios:
Te felicito. Con esta tabla tan sencilla se ve claramente la injusta Ley D´hont.
Saludos.
Sensai, no es tanto por d'Hondt, que también, sino por su aplicación en circunscripciones. El sistema d'Hondt beneficia sobretodo a la lista más votada, y en menor medida a la segunda, discriminando al resto. El caso de IU es sangrante porque no está entre las dos listas más votadas en ninguna cincunscripción, pese a ser la tercera a nivel estatal. En cambio, partidos como CiU o PNV sí están entre las más votadas en unas pocas circunscripciones, por lo que obtienen más escaños.
Obviamente no parece justo que un partido con casi un millón de votantes apenas tenga representación en el Congreso, pero nadie va a cambiar nada. Los que tienen el poder para cambiarlo están ahí gracias a este sistema.
arrebatos didáctico...
jejeje
Fíjate lo diferente que sería pactar con IU a hacerlo con CiU. Y sería lo justo. Pero es política...
Publicar un comentario