domingo, 16 de marzo de 2008

En mal momento

Que a finales de los setenta en Inglaterra, en plena vorágine del punk, el pop y la música disco, cuando en la cresta estaban grupos como Sex Pistols, The Clash, Police, Talking Heads, Blondie y toda la new wave, a alguien se le ocurra sacar un disco de blues-rock heredero del blues y el country norteamericano es cuanto menos temerario. Si este disco lo saca un grupo formado por cuatro carcamales feos y treintañeros, entre los que se encuentran dos graduados sociales y un ex periodista y profesor en paro, entonces estamos hablando directamente de un suicidio. Como era de suponer, el disco pasó sin pena ni gloria. Habían aparecido en mal momento. Hubo que esperar –suele pasar– a que en Estados Unidos fuera un bombazo para que en casa empezaran a tomarlos en serio, si bien nunca fueron profetas en su tierra. De eso se cumplen ahora treinta años.

Sí, lo reconozco, hubo un tiempo, a principios de los ochenta, en que me gustaron los Dire Straits. De hecho, uno de los primero vinilos (un disco de plástico generalmente negro, de treinta y pocos centímetros de diámetro, con un surco grabado en cada una de sus caras, que producía música si se pinchaba con una aguja especialmente diseñada para tal fin) que compré fue el Alchemy, su doble en directo. Incluso me gustó lo que Mark Knopfler (el profesor en paro) grabó por su cuenta mientras todavía existía el grupo. Me gustaron hasta que empezaron a plagiarse a sí mismos, a mediados de década. Pero para entonces yo ya estaba investigando los sesenta y había descubierto a Hendrix. Sin embargo, el primer lustro de esta banda británica fue realmente bueno. De lo mejorcito de esos años.

Son estas cosas –¡treinta años ya!– las que le recuerdan a uno que debería pensar en sentar la cabeza. Pero cada vez que lo intento me coge tortícolis.


(sugerencia de consumo)
Sultans of Swing (versión Alchemy) de Dire Straits

4 comentarios:

Gregorio Luri dijo...

Recuerdo perfectamente la primer vez que oí su música. Me pareció muy digna para chiringuitos playeros de calidad. Después he mejorado mi opinión: me parece muy digna para todo tipo de chiringuitos playeros.
Pero... sus primeros discos, me los compré.

arrebatos dijo...

La primera vez que escuché algo de ellos fue una versión tocada por una orquesta en las fiestas de mi barrio, allá por el 82. Recuerdo que el cantante llevaba una camiseta del naranjito.
A mi padre los Dire Straits le permitieron entrar musicalmente en los ochenta. Los discos de los Creedence pudieron descansar un poco.
En mi casa hubo simbiosis en este aspecto: yo le cogía los discos a mi padre y él me los cogía a mí.

L'artista abans conegut com Subal Quinina dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
vendepatrias dijo...

A mi Dire Straits me llevaron directamente a la música de JJ Cale.

Los Dire Straits no son un grupo más, es una forma de entender la vida.

Los mejores discos, los primeros; Dire Straits y Making Movies. Siempre los llevaré a donde vaya.