miércoles, 5 de marzo de 2008

Frío

Agradezco los días fríos en invierno; me gustan. Hoy ha sido –marzo ventoso y abril lluvioso, hacen a mayo florido y hermoso– un típico día de marzo. Un viento frío, seco y afilado ha limpiado el cielo de Barcelona hasta dejarlo como un cristal de un azul duro y transparente, sin una sola nube. Poder ver nítidamente el horizonte no es algo que suceda a menudo junto a la costa.

Hace unos meses me puse un termómetro en la terraza y hoy he amortizado la inversión. Anteayer hizo calor, mucho calor, y ayer refrescó. Y yo, que no tengo tele ni escucho la radio y cuando estoy ocioso ni siquiera leo los periódicos, esta mañana iba a vestirme con camisa y americana, tan feliz. Pero los seis grados exteriores me han invitado a consultar el pronóstico, así que he salido de casa con jersey de lana, abrigo y bufanda; menos mal. Ahora escribo con guantes desde mi casa, que es tan catalana que de tan solidaria está a doce grados en el interior porque fuera marca ocho.

Llevo todo el día pensando en Josep Pla, en lo bien que describía esos días transparentes de tramontana. Pero también porque el cafetero mayor ha anunciado para este viernes la presentación del nuevo libro de Josep Mª Espinàs que, pese a que tiene su propio estilo, no puedo evitar que me recuerde a Pla. Y son distintos porque Pla decía que sólo se había enamorado de los paisajes, que las personas nunca le conmovieron. Sin embargo Espinàs es un enamorado de la gente tanto como de los lugares que ha visitado y descrito. Admiro a Pla, pero en el fondo, de mayor, quisiera ser como Espinàs.

Don Gregorio me ha amenazado con presentarme a mi admirado Espinàs. Desde ese momento que me estoy preparando mentalmente. Es común entre la gente que se dirige al público, ya sean presentadores de televisión, políticos o conferenciantes, que lleven algo entre las manos, por lo común un bolígrafo. Cuando Don Gregorio me presente a Espinàs, yo llevaré también algo entre las manos, algo que justifique mi presencia y me de pie a iniciar una conversación. Había pensado en comprar su último libro para que me lo firmara, pero eso sería lo normal y yo, pese a quien pese –mamá incluida– no soy muy normal. He pensado en comprar su “Viatge al Pirineu de Lleida”, que es la crónica del viaje que hizo con Cela hace cincuenta años. Sin embargo, la editorial que lo publicó creo que ya no existe y los derechos de este libro son ahora de la editorial que fundó el propio Espinàs y que, no sé si por razones editoriales o por unificar la colección de viajes ("A peu per..."), publicaron con otro título. Así que he hecho unas cuantas llamadas a libreros de viejo, hasta que he conseguido la primera edición del libro, del año cincuenta y siete. No lo puedo evitar, tengo mis vicios. Y debido a estos vicios, este viernes, cuando Don Gregorio me presente a Espinàs, yo le pediré que me firme la primera edición –ni siquiera había nacido yo– de su “Viatge al Pirineu de Lleida”.

3 comentarios:

Gregorio Luri dijo...

"Josep Maria -le diré- aquí tienes a Arrebatos, que se postula como tu nieto".
¿De acuerdo?

arrebatos dijo...

"Pero el chico es lento y se puede pasar cincuenta años de postulado".
Me parece bien.

Celia dijo...

vale
yo iré con minifalda y escote