jueves, 6 de septiembre de 2007

Cierta cojera

De un tiempo a esta parte parece que mi cama anda algo renqueante. Si se la somete a pruebas extremas, cojea. Como si tuviera una pata más corta que las otras, aunque no recuerdo ningún accidente relacionado con las patas de mi cama. He llegado a pensar que sea el suelo, acaso alguna baldosa que se haya hundido. Es molesto porque, sin entrar en detalles, se pone a trotar justo en las situaciones más inoportunas. Justo en ese instante en el que sabe (la cama, la muy impertinente) que no te vas a agachar bajo ella para ver de qué pie cojea. No es tan molesto como un somier chirriante, pero sí igualmente notorio. Y pese a que intento evitarlo, sé que me condiciona. Percibo cierta tendencia a modificar la cadencia, a tornarla más ondulante mientras modifico mis puntos de apoyo en un desesperado intento por calmar ese molesto encabritamiento.

No es que me preocupe que ese traqueteo nos haga perder la sincronía. Al fin y al cabo la cama cabalga a nuestro ritmo. El problema, en realidad, es que en mi casa las paredes, techos y suelos saben muy poco de discreción. Y claro, lo último que yo quisiera es que por mi culpa, algún pobre vecino tuviera un accidente al estilo de…


(sugerencia de consumo)
… la escena de Delicatessen, de Jean-Pierre Jeunet

4 comentarios:

Glo dijo...

Mi apartamento en Madrid, de 18 m2, interior a una corrala del siglo XIX, tenía el mismo problema de falta de intimidad que tu casa. Lo bueno allí es que mis vecinos eran todos jóvenes y sin niños, así que si un día se oía mucho a uno, otro día sabías que contabas con carta blanca para que se te oyera a ti. La nitidez de la "transmisión" era tal, que se aprendían nuevas expresiones y palabras. Uno se sentía como en un gran piso de estudiantes.

marta dijo...

Pues mi minipiso de 35 m2 interior es de lo menos discreto. Eso sí los pobres gatos del bajo con patio tienen celo contínuamente (serán los calores vecinales).

pitima dijo...

Recuerdo una de mis primeras camas conyugales (ahora tengo canapé.. jaja). Aquella decidió que se vengaría.. y así lo hizo: una noche que dormíamos a pierna suelta, de repente, con un chirriante aviso pero de expresión mínima (el tiempo justo para abrir los ojos con sorpresa), las patas de la parte de delante cedieron y dejaron que la cama se convirtiese en un improvisado tobogán... ¡ándate con cuidado arrebatos! algunas camas son peligrosas.. jaja. Por cierto, la plabra esa de la verificación no puede ser de lo más descriptiva: hkrljiin.. jajaja.

Unknown dijo...

jejeje, ... molesto encabritamiento, dices: podría se otra forma de decir esto: banda sonora.

saludos,