¡Por ahí resopla!
La primera vez que me crucé con él por las escaleras, allá en los primeros días de mi nueva vida, pensé que tenía un vecino mahorí. De hecho, mi primera impresión fue que aquel ser que bajaba no era humano, pero cuando nos cruzamos pude deducir que tras esos jeroglíficos que tapizaban su cuerpo desde los tobillos hasta la nuca seguramente había una persona. Días después, y debido al monótono zumbido parecido al de la consulta del dentista, supe que era tatuador. Mi vecino de rellano se dedica a ocultar cuerpos bajo una pátina de tinte. De todos modos, todavía hay noches en los que vuelvo a sospechar que hay algo más. Anoche sin ir más lejos, a eso de la una de la madrugada empezó a vibrar todo el edificio. Tras unos momentos de incertidumbre, pude constatar que ese ruido infernal, ese convulsivo ritmo tribal adornado de gruñidos y juramentos guturales venía del apartamento de al lado, de ahí donde, supongo, mi vecino mahorí estaba, cual Jonah Lomu, danzando una haka en honor a sus dioses primigenios antes de acostarse.
La paradoja es que, lejos de inquietarme, esta vecindad me tranquiliza. Un par de pisos más abajo, cada noche se escucha resoplar lo que sin duda debe ser un gran cetáceo. Ignoro si será una ballena azul o la infame Moby Dick, pues todavía no la he avistado. Pero teniendo en cuenta que yo no soy Ishmael ni mucho menos el capitán Ahab, es bueno saber que si las cosas se ponen feas, mi vecino saltará por la ventana arpón en mano para acabar con la bestia.
(sugerencia de consumo)
Los All Blacks aterrorizando a sus rivales con su haka
La paradoja es que, lejos de inquietarme, esta vecindad me tranquiliza. Un par de pisos más abajo, cada noche se escucha resoplar lo que sin duda debe ser un gran cetáceo. Ignoro si será una ballena azul o la infame Moby Dick, pues todavía no la he avistado. Pero teniendo en cuenta que yo no soy Ishmael ni mucho menos el capitán Ahab, es bueno saber que si las cosas se ponen feas, mi vecino saltará por la ventana arpón en mano para acabar con la bestia.
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7 comentarios:
Joder! es casi lo mismo que ha puesto tu vecino de ti en su blog!
que fuerteeeeee!
Gus
Coño Gus, eres una caja de sorpresas. No tenía ni idea de que leyeras en mahorí.
En cambio mis vecinos se dedican a aterrorizar a su bebé con un muñeco que llora como si viniese del mismisimo más allá. Me imagino el trauma que debe de tener ya el niño que cuando sea mayor no podrá escuchar las risas de Loreto Valverde.
Mis vecinos, en cambio, son más normales. En verano (cuando las ventanas están abiertas) alcanzo a escuchar la vida privada más allá del piso de abajo. Lo más común es que se grite a los niños, y lo menos, que alguien ensaye Beethoven al piano.
http://www.avalon5.com/images/alienbaby.jpg
Este sí es un buen regalo para un bebé, y no el muñeco ese de las risas diabólicas... con el que, por cierto, seguro que el niño de los vecinos está encantado.
El muñeco ese del alien es genial. No recuerdo dónde lo vi, pero sí que me pregunté ¿qué padres serán tan frikis para comprarle eso a un bebé?
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